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El aldeano de Bakio
Guiard, Adolfo
Bilbao, 10/04/1860 - Bilbao, 08/03/1916
Óleo sobre lienzo
127 x 76,2 cm
a guiard (ángulo inferior izquierdo)
1888
Último cuarto de siglo XIX
19/11
Adquirido en 2019
Además de por su interés artístico, El aldeano de Bakio es una obra destacada dentro de la trayectoria de Guiard por la controversia que suscitó en la prensa local de la época al ser presentada al público en un establecimiento de la calle Correo, en Bilbao, tal y como documentó el historiador del arte Javier González de Durana en la monografía que escribió sobre el pintor, editada por el museo y por la Caja de Ahorros Vizcaína en 1984. Según se narra en ella, a los elogios al cuadro publicados en 1888 por el escritor costumbrista Nicolás Viar, respondió cuatro días más tarde el poeta Antonio Trueba con una agria crítica sobre el estilo impresionista de la obra. La polémica tuvo más episodios y en ella terminó por intervenir también Miguel de Unamuno. Si bien el magisterio de Guiard como dibujante era unánimemente reconocido, su uso del color en gamas armónicas de gran sutileza y fuerte efecto atmosférico fue objeto de discusión entre críticos y aficionados.
El crítico de arte Juan de la Encina señaló así la importancia de esta pintura en 1921: "Ese Aldeano de Baquio, que posee don Ramón de la Sota obra que marca un punto importante en el desarrollo artístico de su autor, pues en ella aparece por primera vez a lo largo de su obra la pintura al aire libre; ese aldeano que toma un pequeño respiro en su tarea, con su faz de agudos rasgos, nos deja una impresión mansa de señorío".
Se da la circunstancia de que El aldeano de Bakio (1888), La siega (1892) depositado en 1999 en el museo por una colección particular de Bilbao y De promesa (1894), adquirido por el museo en 2008, pertenecieron al ilustre naviero Ramón de la Sota. La siega, representa a un grupo de personas dedicadas a labores del campo en las marismas de la ría de Gernika. Por su parte, De promesa, un paisaje con tres aldeanos que hacen un alto en el camino. Frente a ellos, una cesta contiene los dos candeleros y el paño blanco que se utilizaban en el ritual funerario. Las tres obras reúnen lo mejor del estilo de Guiard, con un dibujo magistral y una paleta dominada por los grises y los azules distribuidos en delicadas gamas que crean un fuerte efecto atmosférico.
Por último, cabe mencionar que los tres cuadros fueron restaurados entre mayo y noviembre de 1947 en París por el pintor Julián de Tellaeche, quien se encargó también de comprar los marcos de madera tallada que aún hoy conservan las dos obras del museo. (Miriam Alzuri)
Bibliografía seleccionada
- Zugaza Miranda, Miguel. Euskal margolariak Aurrezki Kutxen bildumetan I = Pintores vascos en las colecciones de las Cajas de Ahorros I. Bilbao, Bilbao Bizkaia Kutxa ; Gipuzkoa Donostia Kutxa ; Vital Kutxa, 1993. p. 40.