Actualidad
03-10-18
Reforma museográfica del edificio antiguo
Reinauguración de las salas 1-31
110 años, una historia
El 5 de octubre el Museo de Bellas Artes de Bilbao cumple 110 años. Desde su fundación en 1908 hasta nuestros días ha reunido una colección de reconocida calidad con una cronología principal desde el siglo XIII hasta el XX y más de 14.000 obras de arte (1.621 pinturas, 489 esculturas, 884 piezas de artes decorativas, 11.152 obras sobre papel y cerca de 3.000 obras en depósito).
Su origen responde a la iniciativa de un grupo de ciudadanos con la noble ambición de acompañar la prosperidad económica de la ciudad de un renacimiento cultural. En ese momento fundacional, el espíritu filantrópico de quienes donaron o depositaron obras de arte fue primordial. A ellos se sumaron el Ayuntamiento de la Villa y la Diputación Provincial, que depositaron y adquirieron obras para el nuevo museo (a estas instituciones fundadoras se unió, en 1991, el Gobierno Vasco).
Pero, además, el proyecto concitó la adhesión de la comunidad artística local que formaba entonces uno de los grupos más activos del arte español, conectado, además, con la vanguardia europea. De Durrio a Zuloaga, de Regoyos a Arteta, el apoyo de los artistas al museo fue esencial y proporcionó desde el inicio un sesgo de contemporaneidad que ha mantenido a lo largo de su historia.
Tras tener sede en diversos locales, el edificio antiguo del museo se inauguró en 1945 en el Ensanche moderno de la ciudad. Se construyó según el proyecto de los arquitectos Fernando Urrutia y Gonzalo Cárdenas, inspirado en un repertorio neoclásico que seguía el modelo del Museo del Prado concebido por Juan de Villanueva en 1785.
El edificio tiene planta en forma de ele, dos pisos con salas para la exhibición de obras de arte y un sótano que aloja dependencias para los servicios internos. El vestíbulo de entrada, llamado hall Mogrobejo, es una de las estancias de mayor personalidad. Solado en mármol de dos colores, está recorrido por una escalera monumental desarrollada en tres tramos y con una original balaustrada. Recibe luz procedente de un lucernario cenital y de un gran ventanal situado en el rellano.
En el lado meridional, una galería adintelada apoyada sobre columnas refuerza el simbolismo clasicista de un edificio público que aspiraba a mostrar su colección con un discurso basado en la historia del arte.
La reforma museográfica
En los últimos meses el interior del llamado edificio antiguo del museo, inaugurado en 1945 y declarado Monumento Histórico-Artístico en 1962, ha sido sometido a una profunda reforma dirigida por el arquitecto Luis María Uriarte, responsable de la última ampliación en 2001 y por ello buen conocedor de su arquitectura.
El propósito de la reforma se ha fundamentado en una reflexión sobre una de las obligaciones esenciales de la institución: "exhibir la colección de arte antiguo, moderno y contemporáneo del Museo de Bellas Artes de Bilbao", tal y como se afirma en su misión. Por otra parte, ha tenido sus límites conceptuales y ejecutivos en el respeto a la naturaleza del edificio original, que en todo momento ha guiado la intervención.
Partiendo de estas premisas, se ha perseguido potenciar la amplitud espacial y visual de las galerías, respetando la iluminación primigenia: luz cenital a través de los lucernarios centrales alojados en la cubierta de las salas del ala norte y primer piso, y lateral en las salas que dan a la fachada. Con ese fin, se ha buscado abrir el edificio a la luz natural, recuperando el orden lumínico original al eliminar los paneles que cegaban los ventanales y vanos en el primer nivel.
Esta actuación recupera para el museo también la visibilidad exterior del entorno ajardinado y su contexto urbano. Los ventanales de la terraza adintelada, del lateral del edificio y de la terraza que se asoma al estanque, deteriorados por el paso del tiempo, han sido sustituidos. Por último, en el primer piso se han elevado los lucernarios, ganando así altura y superficie expositiva.
La incorporación de un suelo de madera de roble emplazado sobre el suelo original redunda en ese objetivo de clarificación visual, eliminando la más que notoria presencia de los reflejos propios de un material como el mármol negro Marquina pulido, que se caracteriza por su brillo y por su veta blanca irregular. El solado de mármol bicolor se mantiene visible en zonas de paso, como los vestíbulos que sirven de nexo entre las dos alas del edificio. También se ha suavizado el color de las carpinterías, unificándolo con el de los muros para conseguir un ambiente más neutro.
La renovación museográfica mantiene así el carácter arquitectónico original del museo: un lugar a medida del visitante que privilegia la exhibición de las obras de arte que conserva.
• Superficie intervenida: salas 1.846 m2 (salas 1-15: 893 m2, salas 16-20: 316 m2, salas 21-31: 637 m2). Estucado hall Mogrobejo: 370 m2
• Presupuesto: 996.565 €, financiados por los Patronos Fundadores del museo, Ayuntamiento de Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia y Gobierno Vasco, y por BBK, Patrono de Honor.