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27-12-22

II Premio Xabier Saénz de Gorbea
Juan Luis Goenaga
El jurado del Premio Xabier Sáenz de Gorbea a la dedicación artística ha resuelto conceder el premio, en su segunda edición 2022-2024, al pintor Juan Luis Goenaga (San Sebastián, 1950).
Con apenas 20 años, Goenaga entró a formar parte de la escena artística vasca. Durante su juventud viajó por Europa adquiriendo una formación autodidacta y perfilando un estilo personal que incluye el uso elocuente de la materia pictórica aplicada con intensa gestualidad y la combinación de abstracción y figuración. Sus intereses temáticos se centran en referencias a la naturaleza, el mundo rural y lo primigenio en una práctica artística que incluye la pintura, la fotografía y la construcción de objetos escultóricos.
El dictamen del jurado -compuesto por Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao; Beatriz Herráez, directora de Artium (Vitoria); Frantxi López de Landache, exdirector del Koldo Mitxelena Kulturunea (San Sebastián); y Sonia Rueda, artista – resume así las razones de la elección:
“Por una trayectoria artística extraordinariamente singular dentro del contexto del arte vasco y español contemporáneo. Iniciada a principios de la década de 1970 a través de una práctica artística dentro del denominado land art, inédita en el conjunto del Estado, su radical apuesta por la representación del mundo, desde lo más primordial a su estricta contemporaneidad, se afincó también pronto y definitivamente en la pintura, que ha sido el principal medio expresivo de su obra a lo largo de más de cinco décadas de trabajo ininterrumpido”.
Juan Luis Goenaga (San Sebastián, 1950)
De formación autodidacta, Goenaga se inició en la pintura y el dibujo a edad muy temprana en su ciudad natal, primero con los pintores Julián Ugarte y José Camps, después en la Asociación Artística de Guipúzcoa, más tarde en relación con las propuestas artísticas renovadoras de los grupos Ur y Gaur (1965). Entre 1968 y 1969 viajó a Madrid, París y Roma, y residió por un tiempo en Barcelona, donde aprendió grabado en el Conservatorio de las Artes del Libro y estudió brevemente en la Escuela de Bellas Artes de San Jorge. En 1970 regresó a San Sebastián decidido a trabajar y aprender por su cuenta. Se estableció en Alkiza (Gipuzkoa), un enclave rural en el que trabajó aislado durante los años setenta, en contacto permanente con el paisaje que le rodeaba. Allí, la representación de elementos reales, como hierbas, ramas o raíces que encontraba en sus paseos, le permitió crear imágenes insólitas y de gran fuerza poética y telúrica, como las series de pinturas Itzalak (Sombras, 1972-1973), Larruak (Pieles), Hari-matazak (Madejas, 1974) o Sustraiak (Raíces, 1974-1976). Las referencias a la naturaleza y a lo primitivo fueron en esos años un elemento característico de su práctica artística, que no se limitó solo a la pintura, sino que se desarrolló también a través de la fotografía -entre 1971 y 1972 realizó, en calzadas y parajes apartados del monte Ernio, un importante conjunto de tomas rápidas e instantáneas que constituyen pioneros trabajos de land art– o mediante la construcción de objetos escultóricos. Algunas de estas obras, acompañadas de pinturas, se expusieron en 1973 en las Salas Municipales de Cultura de Durango (Bizkaia). Pocos meses antes había tenido lugar la primera exposición individual de Goenaga, celebrada en el Museo San Telmo de San Sebastián.
Tras estas presentaciones vivió un intenso periodo expositivo, con individuales en Bilbao (Lúzaro, 1974 y 1977; Arteta, 1977), San Sebastián (El Pez, 1974 y 1979; Galería B, 1976), Vitoria-Gasteiz (Eder Arte, 1976) o Madrid (Iolas-Velasco, 1976). En 1978 el Museo de Bellas Artes de Bilbao acogió una importante exposición de su trabajo. Un año antes el museo había adquirido su primera obra al artista: Raíces (n.º inv. 82/268). A esta pieza se irían sumando posteriormente, bien por compra –Sin título (1976, n.º inv. 15/2)–, bien por donación –dos pinturas: Sin título (1975, n.º inv. 07/392) y Sin título (c. 1975, n.º inv. 09/8); así como un dibujo y dos trabajos fotográficos procedentes de la galería Lúzaro (n.os inv. 20/277, 20/312 y 20/313)–, otros ejemplos fundamentales del trabajo llevado a cabo por Goenaga en esos años. En 2022 se ha ampliado su representación en el museo con la adquisición de un álbum fotográfico con cincuenta y nueve fotografías de 1971-1973 (n.º inv. 22/264).
A principios de los años ochenta Goenaga viajó a Alemania y acusó la influencia del neoexpresionismo alemán, ya latente en su obra anterior (series Antropomorfos y Andróginos), y de la transvanguardia italiana. Comenzó a aplicar al lienzo la materia pictórica, gruesa y muy empastada, con una intensa gestualidad. En esa época recuperó también la figura humana y realizó una obra figurativa con personajes y lugares urbanos -en 1980 había vuelto a establecerse por un tiempo en San Sebastián, aunque regresó a Alkiza tres años después-. Su trabajo fue entonces objeto de importantes reconocimientos públicos, como el primer premio, ex aequo con Zumeta, de la I Bienal Donostia de Pintura, en 1985, o el primer premio de pintura del certamen Gure Artea, organizado por el Gobierno Vasco, en 1987. Además, celebró importantes exposiciones individuales en Madrid (1986 y 1989), Nueva York (1987) y París (1985 y 1988), ciudad esta última donde trabajó largas temporadas hasta 1990. La serie Arkeolojiak (Arqueologías, 1991) supuso su retorno a las imágenes atávicas y mitológicas y a una obra que revisaba la naturaleza y lo mágico, un camino que se prolongó durante los años posteriores al cambio de siglo y que se desarrolló a través de pinturas, pero también de notables trabajos sobre papel. Algunas de estas piezas pudieron verse por primera vez en la exposición retrospectiva que le dedicó el Palacio Aranburu de Tolosa (Gipuzkoa) en 1999. El Koldo Mitxelena Kulturunea de San Sebastián había organizado cuatro años antes una primera antológica de sus obras fechadas entre 1969 y 1995, comisariada por Edorta Kortadi y acompañada de un catálogo en el que se publicaron textos de Juan Manuel Bonet, Mª José Aranzasti, Maya Aguiriano y Xabier Sáenz de Gorbea (“En contacto con la intensidad y la insistencia telúrica”). Desde las páginas del diario Deia, este último había dedicado ya al pintor algunos textos importantes en 1982 (“Juan Luis Goenaga, la pasión por pintar”, 3 de marzo), 1990 (“Últimas pinturas de Goenaga”, 25 de marzo) o 1995 (“Retrospectiva de Juan Luis Goenaga”, 24 de diciembre). Al interés de Sáenz de Gorbea por el trabajo de Goenaga, habría que sumar otro texto de 2008 (“De lo profundo”, 12 de octubre), escrito con ocasión de la exposición individual del artista en la galería Epelde y Mardaras de Bilbao. Tras la de San Sebastián, más recientemente han tenido lugar otras imprescindibles revisiones de su trayectoria, como las celebradas en la Fundación Vital de Vitoria-Gasteiz (2017) y en la Sala Kubo Kutxa de San Sebastián (2020), esta última a cargo del historiador Mikel Lertxundi Galiana, autor de la última investigación sobre el trabajo de Juan Luis Goenaga (San Sebastián, Nerea, 2018).
[Texto: Miriam Alzuri Milanés. Conservadora de Arte Moderno y Contemporáneo]
Premio Xabier Sáenz de Gorbea a la dedicación artística
Con el fin de perpetuar la figura del historiador, crítico e investigador Xabier Sáenz de Gorbea (Getxo, Bizkaia, 1951–Bilbao, 2015) y sus aportaciones al mundo del arte, su compañera Sonia Rueda y el Museo de Bellas Artes de Bilbao convocaron en 2020 un concurso que, con carácter bienal, concederá el premio que lleva su nombre, que tiene como fin el reconocimiento a la dedicación a las artes visuales en cualquiera de sus ámbitos: creación, estudio e investigación, promoción, difusión y fomento. Está dotado con 10.000 € brutos, provenientes del legado de Xabier Sáenz de Gorbea, y pueden ser propuestas todas aquellas personas físicas o jurídicas que hayan realizado una aportación probada y decisiva para el desarrollo de las artes visuales en el País Vasco. En la primera edición 2020-2022 el premio recayó en la pintora Marta Cárdenas (San Sebastián, 1944).
Xabier Sáenz de Gorbea (Getxo, Bizkaia, 1951–Bilbao, 2015)
Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona, comenzó su temprana trayectoria profesional en 1980 en la Facultad de Bellas Artes de la UPV-EHU, donde fue vicedecano de Investigación y Extensión Cultural y profesor, con una extraordinaria pasión por la docencia, de las asignaturas “Teoría e Historia del Arte del Siglo XX”, “Introducción al Arte del Siglo XX” y “Últimas tendencias artísticas”. Durante ese tiempo participó activamente, además, en numerosas actividades académicas, como cursos de verano, máster y postgrado, entre otras.
Junto con su hermano Roberto, fue fundador en 1971 de la bilbaína galería Windsor –luego Windsor Kulturgintza– y miembro de la Asociación de Artistas Vascos (Euskal Artisten Elkartea), constituida en 1983 con artistas vinculados a la Facultad de Bellas Artes.
Como investigador, su labor estuvo centrada en el arte contemporáneo con especial atención a la escena artística vasca, que siguió de cerca en las críticas de arte que desde 1981 publicó semanalmente en sus colaboraciones con el diario Deia. Asimismo, y sin olvidar los artículos en revistas especializadas como Lápiz, Ondare o Zehar, elaboró numerosos textos para catálogos de exposiciones. Es de reseñar, también, su labor como comisario de numerosas exposiciones, su participación en jurados de premios y becas, y su trabajo como asesor de artes plásticas del Gobierno Vasco entre los años 1981 y 1991.
Como reconocimiento a esta fructífera carrera y a su aportación al desarrollo de las artes plásticas, en 2012 recibió el premio Gure Artea del Gobierno Vasco.