Portadora de flores. Santa Rosa de Viterbo ? - Museo de Bellas Artes de Bilbao

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Portadora de flores. Santa Rosa de Viterbo ?

Anónimo. Primera mitad del siglo XVI

Bronce

5,75 x 1,75 x 1,13 cm

Primera mitad de siglo XVI

82/909

Donación de doña Mercedes Basabe, viuda de don Manuel Taramona, en 1943

Figura femenina en pie con la pierna derecha recta de sostén y la izquierda retrasada. Es un aplique con la parte trasera hueca, lo que no permite apreciar con clarila disposición de las vestiduras, en las que se obseruna túnica ceñida con un cinturón que la recoge para formar un apoptygma similar al que caracteriza la indude Ártemis, bajo la que hay una saya larga que le cubre hasta los pies. En el lado derecho de la cabeza se observa un paño recto que sugiere la existencia de un velo. Tiene los brazos cruzados por delante del pecho y sostiene entre ellos una masa abultada en cuya superfise dibujan flores de cinco pétalos. El rostro está marpor unos ojos pequeños bajo las cejas arqueadas y una nariz gruesa, de arranque picudo y achatada por un golpe, con la boca también deformada. Del peinado se observan dos bucles gruesos sobre la frente y otro en el lado izquierdo.

El único dato iconográfico que puede ayudar a la identión del personaje es la masa de flores que sostieene entre los brazos. Aunque el aspecto general podría relacon imágenes antiguas del tipo de Pomona o Abundantia, la existencia exclusiva de flores de cinco pétalos como las rosáceas excluye la posibilidad de que se trate de una figura tutelar de la naturaleza o de una protectora de la fecundidad, ya que estas alusiones se suelen hacer con grupos variados de flores y frutos. Entre los personajes más recientes que se relacionan con este modo de mostrar flores entre los brazos se encuentra un grupo de santas, de biografías muy similade las que se narra que fueron sorprendidas cuando iban a llevar alimentos a gente encarcelada y se produjo el milagro de que los víveres se transformaran en rosas. Así le sucedió a Casilda, santa española hija del rey moro de Toledo, cuando intentaba socorrer a los prisiocristianos llevándoles dulces viandas y fue sorpor su padre. Luego consiguió marchar a los lagos de San Vicente, en los montes Obarenes, cerca de Briviesca, donde permaneció retirada y falleció en el lugar donde hoy se conserva su cuerpo, convirtiéndose en patrona de las tierras burgalesas. Algo similar se dice que le ocurrió a Santa Isabel de Hungría cuando llevaba pan a los necesitados y fue sorprendida por su esposo, y a Santa Rosa de Viterbo, aún niña de tres años.

De todas ellas hay suficiente iconografía que no viene a coincidir con exactitud con la de nuestro bronce, salvo en los elementos compositivos esenciales. Entre todas ellas quizás deba proponerse su mejor identificación con Santa Rosa de Viterbo, de la que hay una imagen similar en terracota esmaltada en uno de los tondos que adorla portada del monasterio sevillano de Santa Paula.

Estos tondos se consideran de Pedro Millán, aunque siguen la técnica, composición y estilo de los realizados en el taller de los Della Robbia, a quienes se atribuye el tondo central de esta fachada, cuyo fondo de azulejería fue realizado por Niculoso Pisano1. En el tondo de Pedro Millán se encuentra una figura con el mismo rostro de nariz aguzada en la parte superior, con hábito franciscano y las rosas recogidas en el delantal, que el escultor debió de copiar de un modelo de los Della Robbia, quizás traído por Niculoso Pisano junto con el tondo que ocupa el lugar central de la portada.

La relación de nuestro bronce con Santa Rosa de Viterbo parece reforzarse por el aspecto singular de las rosas que sostiene contra el pecho, unas flores de cinco pétagrandes, en las que puede reconocerse el tipo de la Rosa canina assissiensis, la rosa sin espinas de la Porciúncula de Asís, que aún crece en el huerto trasero del santuario franciscano. Santa Rosa de Viterbo perteó a la Orden Tercera y es uno de los ejemplos más singulares de santidad reconocida desde poco después de su muerte, cuando su cuerpo se halló incorrupto pocos años después de su fallecimiento, y aún se conen el convento de las clarisas de su ciudad natal como una veneradísima reliquia por orden del papa Alejandro VII, que mandó guardar allí su cadáver momifien 1258, seis años después de su muerte. Esta sinsanta, que despierta hoy mayor interés por ser la única persona conocida que ha sobrevivido hasta los dieaños con una agenesia congénita, es decir, sin esternón3, tiene desde el siglo XIII un culto muy extendien cuyas manifestaciones artísticas de fines del siglo XV podría estar el origen de la imagen transmitida por el bronce que nos ocupa. Este posible origen es coincidencon la procedencia itálica de muchos de los bronces antiguos de la colección, con los que podría haber sido incluido sin entender quizás con claridad su identidad. (Ramón Corzo, 2011)

Bibliografía seleccionada

  • Corzo Sánchez, Ramón. "Bilboko Arte Ederren Museoko antxinako brontzeak : Taramona-Basabe bilduma = Bronces antiguos del Museo de Bellas Artes de Bilbao : la colección Taramona-Basabe = Antique bronze figures at The Bilbao Fine Arts Museum : Taramona-Basabe Collection", Addenda, n° 1. 2011. pp. 454-458, n° 93.