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Pesca
Guiard, Adolfo
Bilbao, 10/04/1860 - Bilbao, 08/03/1916
Tinta sobre papel vegetal
31,6 x 23,4 cm
Anterior a 1901-1902
Final de siglo XIX
92/7
Adquirido en 1992
En 1900 Adolfo Guiard recibió el encargo (por parte de la Diputación de Bizkaia) de realizar los bocetos para ser trasladados a unas vidrieras que ocuparían los seis ventanales situados en la parte elevada de los muros que cierran el recinto parlamentario de sesiones en que se reunen los representantes morales.
Guiard, que era un militante nacionalista vasco de primera hora1, no obstante su filiación, encaró el proyecto sin ningún tipo de sectarismo ideológico, consciente de que tal lugar representaba a todos los vizcaínos, pensasen como pensasen políticamente. Para resolver las múltiples exigencias que el encargo conllevaba, decidió: (a) no alterar su estilo artístico ni un ápice, (b) elegir el tema del esfuerzo laboral como guión universalista y común para los vizcaínos de todas las épocas, (c) utilizar las diferentes horas de un día, desde el alba hasta la caída del sol, para secuencializar la idea de evolución y progreso económico y tecnológico, con apoyo en los sseis ventanales que se le ofrecían para singularizar las etapas/horas, y (d) no privilegiar en la representación de los individuos a ninguna persona en concreto (mitos, reyes o militares...), sino a la gente anónima y común, esto es, al pueblo.
Este es uno de los bocetos de cuatro de las escenas aquí comentadas. La narración habla de lo siguiente: (1) el esfuerzo nómada y pastoril al alba del día y de la humanidad, (2) las tareas agrícolas y el control de la tierra tras el fin del nomadismo con la luz de la mañana, (3) la pesca y el dominio del mar a la luminosidad intensa del mediodía, (4) el desarrollo industrial y minero al calor del sol de la tarde, (5) el súbito oscurecimiento nocturno e interrupción del desarrollo por la interferencia fratricida de la guerra (única imagen sin figuras humanas), y (6) la recuperación del desarrollo con el comercio y la navegación ya con la puesta del sol, cerca del merecido descanso.
Salvo quizás en el caso de los pastores, a los que se les intuye unas vestimentas de otra época, todas las personas van vestidas a la usanza de la época contemporánea al pintor, de modo que hay Historia pero no hay historicismo, hay Simbolismo pero no hay fantasía, hay Realismo pero no hay detalles innecesarios, y, sobre todo, hay plena coherencia de esos trabajos con los anteriores y posteriores realizados por Guiard. Sin forzarse a sí mismo, ni en estilo ni en espíritu, el artista ideó un aglutinante fondo conceptual de naturaleza intemporal, integrador, no excluyente y no partidista. (Javier González de Durana, 2008)
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En el cambio de siglo Guiard no permaneció ajeno a la colaboración que se estableció entre los pintores y las artes decorativas. En las últimas décadas del siglo XIX había participado tímidamente en otras disciplinas ligadas al diseño gráfico, como la ilustración o el cartelismo, pero fue con el nacimiento del nuevo siglo cuando realizó su primera aproximación a la vidriera. Entre los artistas vascos existían los antecedentes de José Echena y Anselmo Guinea, que habían diseñado vidrieras para adornar las escaleras de honor de los palacios de las diputaciones de sus respectivas provincias, y, en el caso de Guinea, también para las escaleras del palacio de Ibaigane en Bilbao.
Son tres los proyectos de vitrales conocidos de Guiard (el de la Casa de Juntas de Gernika, el palacio de Rafael Picavea y el chalet de Isidoro Larrínaga1), y en ellos se decantó por traducir los mensajes en una clave simbólica que delataba un sesudo trabajo intelectual previo y que se alejaba definitivamente de las propuestas historicistas y alegóricas concebidas por Echena y Guinea.
En las últimas décadas del siglo la Casa de Juntas se había visto sometida a un abandono que fue denunciado cíclicamente por la prensa provincial y que era consecuencia en gran medida de la pérdida de los Fueros tras la última guerra carlista. Las mejoras llegaron en la década de 1890, cuando se acondicionó la estructura del edificio. Concluidas las obras, en 1900 se encargó el proyecto de decoración al arquitecto provincial Antonio Carlevaris, que propuso la confección de seis vidrieras artísticas. No obstante, la decisión de encomendar su diseño a Adolfo Guiard tuvo lugar en mayo del año siguiente, y correspondió a la Comisión de Fomento de la Diputación. Pero, pese a las continuas peticiones de la institución, Guiard se demoró en la conclusión de los cartones, que entregó avanzado el año 1902.
En la colección del Museo se conservan, además de los seis cartones al óleo, los dibujos preparatorios para cuatro de ellos, que se corresponden con las escenas de Prehistoria. Pastoreo, Agricultura, Pesca y Comercio. Como señala González de Durana, en los temas se establece una secuencia de "la idea de evolución y progreso económico y tecnológico"2, aunque sin recurrir a hechos o personajes históricos concretos, sino simbolizada por el trabajo del pueblo vasco anónimo.
La vida es el boceto para el segundo acercamiento conocido de Guiard a la vidriera, que tuvo como destino el palacete que Rafael Picavea, importante hombre de negocios y propietario de varias publicaciones periódicas, tenía en la localidad guipuzcoana de Oiartzun (Gipuzkoa). En el dibujo, la principal obra simbolista del pintor, Guiard trata de evocar un concepto abstracto mediante el empleo de una serie de imágenes alusivas al paso del tiempo y a la muerte (las tres edades, el camino, el árbol de la vida, el gato negro), cuyos significados ya fueron desentrañados en profundidad por González de Durana.
La vida es, además, la obra de Guiard en la que más patente se hace su conocimiento de la estampa japonesa y su influjo en el desarrollo de la línea y la composición, en un momento en el que el modernismo, por otro lado, estaba reinterpretando elementos de la estética del Lejano Oriente. (Mikel Lertxundi Galiana, 2009)
Bibliografía seleccionada
- González de Durana, Javier. Adolfo Guiard : estudio biográfico, análisis estético, catalogación de su obra [Cat. exp.]. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao ; Caja de Ahorros Vizcaína, 1984. p. 207, n° cat. 134.
- De Goya a Gauguin : el siglo XIX en el Museo de Bellas Artes de Bilbao [Cat. exp.]. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2008. pp. 469-471, n° cat. 103.
- Últimas décadas del siglo XIX-primera mitad del siglo XX : de Cézanne a Léger : colección Museo de Bellas Artes de Bilbao [Cat. exp.]. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2009. pp. 68-71, n° cat. 24.