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Kozuka con un león mítico
Motozane, Oyama
Japón, 1741 - Japón, 1830
Aleación de cobre y plata (shibuichi) con aplicaciones de oro
9,7 x 1,4 x 0,4 cm
Sekijoken Motozane (赤,城,軒, 元,孚,)
Siglo XIX
82/1041
Donación de doña María de Arechavaleta, de la colección de don José Palacio, en 1953
En el periodo Edo (1615-1868) se desarrollaron en Japón industrias artísticas que destacaron por la calidad técnica y la gran imaginación decorativa desplegadas en sus manufacturas. Las artes del metal tuvieron en las espadas de samurái un universo propio para la creación de pequeñas piezas que combinaban el sentido ornamental con la funcionalidad, como son las tsuba, kashira, menuki, fuchi o kozuka, por señalar las más coleccionadas. La kozuka es el mango de un pequeño cuchillo auxiliar o estilete, llamado kogatana, normalmente integrado con la funda del arma. Para su realización se empleaba generalmente una mezcla de una parte de cobre y otra, menor, de plata. El término shibuichi con que se conoce dicha aleación significa literalmente «una cuarta parte», en alusión a la proporción con la que se combinaban estos elementos, si bien el porcentaje podía variar en función de la pátina que el artesano quisiera lograr, más oscura si contenía más cobre.
Algunas kozuka están firmadas por sus creadores, pues son obras únicas muy valoradas. La ecoración puede ser muy variada, con todo tipo de temas y recursos técnicos, y suele concentrarse en uno de los lados, el exterior, pues el otro no es visible cuando el cuchillo está enfundado. Son especialmente valoradas las piezas que presentan figuras en bajorrelieve o shishiai-bori, que pueden adornarse mediante la aplicación de metales preciosos, como el oro, para crear contrastes con el tono oscuro del fondo de shibuichi.
En esta kozuka el como motivo central un león mítico llamado karashishi, cuya piel se adorna cromáticamente mediante aplicaciones de oro. Este felino no formaba parte de la fauna del archipiélago japonés pero se popularizó como tema artístico gracias a la influencia china. Esta figura aparece representada con frecuencia en las portadas o en los jardines de los templos budistas, a modo de guardianes contra los malos espíritus, a los que espanta con su gesto furioso. En la cultura japonesa, este felino simboliza bravura, valor y fiereza en el combate, razón por la cual es un motivo decorativo muy apropiado para las armas de los samuráis, como símbolo defensivo. (Fernando García Gutiérrez, 2014)
Bibliografía seleccionada
- Arte japonés y japonismo [Cat. exp.]. Bilbao, Bilboko Arte Ederren Museoa-Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2014. pp. 187, 515-516, n° cat. 50.
- Sala Ivars, Marcos Andrés. "Estudio y catalogación de las colecciones públicas de sables japoneses en el País Vasco", Ars Bilduma, n. 11. 2021. p. 77.