Fuchû - Museo de Bellas Artes de Bilbao

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Fuchû

Utagawa, Hiroshige

Tokio, 01/01/1797 - Tokio, 12/10/1858

Impresión xilográfica en color

24,8 x 36,7 cm

Hiroshige ga

1831-1834

Segundo cuarto de siglo XIX

82/750

Donación de doña María de Arechavaleta, de la colección de don José Palacio, en 1953

Hiroshige ha sido reconocido, junto con Hokusai, como el paisajista más destacado de ukiyo-e. Hijo de un bombero, tuvo ocasión de estudiar pintura con Utagawa Toyohiro, y en la década de 1820 realizó algunos trabajos dentro de los géneros habituales de la escuela Utagawa. Sin embargo, en los años posteriores inició una obra más personal, con un mayor protagonismo del paisaje. A esta etapa corresponde la célebre serie Tokaido gojusan tsugi no uchi, publicada por la editorial Hoeido, que describe los paisajes de las cincuenta y tres postas de la ruta de Tokaido. No obstante, la serie se compone de cincuenta y cinco estampas, porque incluía el punto de partida, esto es, Edo; la capital de los shogun, Tokugawa; y el destino final, que era la ciudad imperial de Kioto. El extraordinario éxito de este trabajo animó al artista a repetir el tema en otras ocasiones, con variaciones en las composiciones y formatos.

Una de las principales virtudes del arte de Hiroshige, gran viajero y observador minucioso, es su capacidad documental para testimoniar gráficamente el día a día en las rutas por el Japón del periodo Edo. Sus apuntes le permitieron pintar con precisión los paisajes más célebres del país, con detalles concisos de los lugares más hermosos, del mar y de las costas, de las cascadas, los ríos y los lagos, de las cordilleras y las montañas, de los valles y los arrozales, de los templos y los santuarios, de los palacios y las sencillas viviendas, de los teatros, las casas de té, las posadas, las tiendas y los puentes. También consiguió atrapar las impresiones instantáneas de la atmósfera de esos paisajes en cada una de las cuatro estaciones y en los distintos momentos del día. Pero prestaba especial atención a los viajeros, peregrinos, porteadores, comerciantes, camareras, mozos de cuadra y todo tipo de personajes que poblaban las concurridas vías de comunicación. Utilizaba colores intensos, empleados ya en el pasado, pero también otros nuevos, como el azul de Prusia, importado desde Holanda. Para producir efectos de transparencia, luminosidad y opacidad, alternaba los colores puros de aplicación planista con los sutiles degradados.

La segunda está dedicada a la posta o estación de Fuchu, la número veinte de la ruta desde Edo, precedida de la de Ejiri y anterior a la de Mariko. La escena transcurre en el río Abe, en cuyo paso no había puente y los viajeros tenían que ser transportados por encima del agua por forzudos porteadores. Una elegante dama que viaja en un kago o palanquín se dispone a cruzar el ancho río en las proximidades de la ciudad de Shizuoka. Otros viajeros son simplemente levantados sobre los hombros de los porteadores. (David Almazán, 2014)

Bibliografía seleccionada

  • Pereda, Arantxa. La Colección Palacio : arte japonés en el Museo de Bellas Artes de Bilbao [Cat. exp.]. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 1998. p. 37, n° cat. 16.
  • Arte japonés y japonismo [Cat. exp.]. Bilbao, Bilboko Arte Ederren Museoa-Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2014. pp. 226, 328-329, 331, n° cat. 101.
  • Mas allá del negro : el grabado en color en la colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao [Cat. exp.]. Bilbao, Bilboko Arte Ederren Museoa-Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2017. pp. 26, 42-43, 99, n° cat. 12.
  • Japón : grabados y objetos de arte del Museo de Bellas Artes de Bilbao [Folleto]. Málaga, Museo Carmen Thyssen Málaga, 2017. s. p.