Cristo como Buen Pastor - Museo de Bellas Artes de Bilbao

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Cristo como Buen Pastor

Anónimo. Siglos XV-XVI

Bronce

6,69 x 3,51 x 1,70 cm

Siglo XV-XVI

82/910

Donación de doña Mercedes Basabe, viuda de don Manuel Taramona, en 1943

Figura varonil en pie sobre peana en forma de disco. Se apoya sobre la pierna derecha recta y tiene la izquierda flexionada y cruzada detrás de la derecha. La parte inferior de las piernas está un poco abultada, como si llevara unas polainas. El cuerpo se inclina hacia la izquierda y va cubierto con un vestido corto sin mangas, con escote en ángulo y ceñido a la cintura. La superficie de esta vestidura está surcada por múltiples trazos verticales que le dan el aspecto lanudo de la zamarra de un pastor. Por su forma, es similar a la

exomis de la Antigüedad, habitual en las clases sociabajas y en los dedicados a oficios serviles. El brazo izquierdo está doblado hacia arriba y debía de apoyaren un bastón o cayado largo. El brazo derecho queda caído hacia el suelo con la palma de la mano abierta. La cabeza está inclinada y vuelta hacia la derecha, como si dirigiera la mirada al mismo lugar hacia el que se extiende la mano. Las facciones parejuveniles, aunque se encuentran muy desdibujadas. En la parte posterior se aprecian muchas ranuras de lima que no permiten apreciar si llevaba algún objeto sobre los hombros.

La vestimenta y la postura coinciden claramente con la iconografía paleocristiana de Cristo como Buen Pastor, tal y como se le representa en algunos mosaicos, sarcóy relieves de la Roma paleocristiana, que eran bien conocidos en el Renacimiento, como se deduce de dos dibujos conservados en el Codex Escurialensis. Este códice, magnífica colección de dibujos de fines del siglo XV atribuida a Ghirlandaio, fue traído a España por don Rodrigo de Mendoza, hijo del cardenal Mendoza, y sirvió de fuente para la decoración de su castillo en La Calahorra (Granada), por lo que sus dibujos pudieron ser conocidos y copiados tanto aquí como en Italia. Los dibujos del Codex reproducen un mosaico paleocristiaprobablemente el del baptisterio de San Juan de Letrán, reformado en la época del papa Sixto III (432-440), y en él la figura del Buen Pastor cruza las piernas a la inversa, con la izquierda delante de la derelo que sería más difícil de llevar a una figura de bronce por problemas de estabilidad. Aunque existen algunas diferencias en el tratamiento de la vestimenta, tanto la zamarra de lana como las vendas o fasciae crurales que cubren la zona inferior de las piernas podían haber sido tomadas de un dibujo similar. Desde luego, el eco del Codex Escurialensis se aprecia bien en otras obras renacentistas hispanas, por lo que sería posible que se hubiera utilizado como modelo en alguobras de arte menores durante el siglo XVI.

El aspecto del bronce es poco atractivo, como si esturealizado en una aleación blanda y rica en estaño. Su conservación le da una apariencia mediocre, pero la singularidad de la iconografía le hace adquirir un valor muy destacable. El estilo es naturalista, sin ninguno de los rasgos de estilización habituales en el arte del crisprimitivo, por lo que parece conveniente situaren la época renacentista. En ese periodo, la imagen del Buen Pastor suele ofrecer rasgos muy distintos, siempre con el complemento del cordero sobre los homy con las piernas rectas o en actitud de marcha, pero se ha afirmado que el tipo paleocristiano con las piernas cruzadas reapareció tanto en Francia como en Portugal durante el siglo XVI, aunque sin dar referenmás precisas. Efectivamente, en el arte portugués se conoce un tipo de imagen del Buen Pastor, llamado habitualmente Menino Jesus Bom Pastor, que tuvo gran difusión en marfiles indo-portugueses del siglo XVII en adelante, en los que Jesús se representa como niño dormido y sentado, habitualmente con las piernas cruzaPero esta actitud puede relacionarse también con las figuras hindúes tradicionales en cuyo contexto se desarrolló el modelo, por lo que sería aventurado afirsu relación con el tipo paleocristiano sin otros testiintermedios.

En principio, parece necesario atribuir nuestro bronce al último cuarto del siglo XV o a comienzos del siglo XVI, y su destino debió de ser el servir como complemento ornamental de un mueble litúrgico, probablemente un sagrario, que es el lugar en que suele aparecer esta imagen con mayor frecuencia. (Ramón Corzo, 2011)

Bibliografía seleccionada

  • Corzo Sánchez, Ramón. "Bilboko Arte Ederren Museoko antxinako brontzeak : Taramona-Basabe bilduma = Bronces antiguos del Museo de Bellas Artes de Bilbao : la colección Taramona-Basabe = Antique bronze figures at The Bilbao Fine Arts Museum : Taramona-Basabe Collection", Addenda, n° 1. 2011. pp. 441-445, n° 90.