Cabeza de la Virgen María - Museo de Bellas Artes de Bilbao

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Cabeza de la Virgen María

Anónimo español. Principios del siglo XIV

Alabastro

19,7 x 14,6 x 12,3 cm

c. 1300

Principios de siglo XIV

69/416

Donación de doña María de Arechavaleta, de la colección de don José Palacio, en 1953

Probablemente, esta cabeza estaba destinada a formar parte de una estatua de material más barato, pero esta hipótesis sólo podría aclararse mediante el estudio del original. Se trata de la cabeza de una mujer joven, de una belleza ideal, coronada y cubierta con un velo, que sólo puede tratarse de una imagen de la Virgen María. Viste la indumentaria real de principios del siglo XIII. Aunque hacia el año 1300 las estatuas de la Virgen se dotaban de todas las características de una dama de la corte, no solía permitirse que el manto, el tocado o el peinado se representaran conforme a la moda del momento.

Apenas hay puntos de referencia para la datación y la localización. Desde el punto de vista del estilo, la concepción plástica recuerda la escultura que se practicaba en París hacia 1300 durante el reinado de Felipe IV el Hermoso. Sin embargo, atendiendo a las estrechas relaciones políticas y culturales que existían entre el reino de Navarra y la casa real francesa, es muchho más probable que la obra surgiera en la zona de los Pirineos. Tan sólo la determinación geológica del mármol podría aclarar el enigma.

Desde siempre se prestó especial atención al rostro: la boca es estrecha y pequeña, con labios sobresalientes. Una línea trazada geométricamente discurre desde la nariz recta hasta los arcos superciliares. Los ojos se han estilizado dándoles forma almendrada. Tanto el rostro como la anchura y la altura de los distintos rasgos se determinaron con ayuda de módulos, en lo que se refleja el principio geométrico como ideal supremo propugnado por el pensamiento arquitectónico del gótico.

A partir del siglo XIII se ensalzó de forma creciente la belleza de la Virgen María. Según el Cantar de los Cantares, ella es «pulchra ut luna, electa ut sol» («hermosa como la luna, pura como el sol», Cantares 6, 3, 9). La belleza terrenal de Eva palidece ante el resplandor sobrenatural de la madre de Dios, que ninguna mujer es capaz de superar. Todo lo que es bello se relaciona con María: ella es la «rosa mystica» (rosa mística), la «flos campi et lilium convallium» (la flor del campo y el lirio del valle). La belleza de María se interpreta como una señal de haber sido la elegida por Dios. En palabras de Santa Brígida de Suecia, «todos los santos alaban a Dios por la belleza de su madre, y la alegría de los ángeles y de todas las almas santas está impregnada de su hermosura». Por ello, los artistas se esforzaban por crear imágenes de la Virgen lo más bellas posible. (Robert Suckale, 2011)

Bibliografía seleccionada

  • Lasterra, Crisanto de. Museo de Bellas Artes de Bilbao : catálogo descriptivo : sección de arte antiguo. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 1969. p. 167, n° cat. 416. (Con el título Cabeza de virgen o santa, y como Anónimo Francés del siglo XIV)
  • Ara Gil, Julia. "Imágenes Góticas de la Virgen de procedencia francesa en el Museo de Bellas Artes de Bilbao", Urtekaria 1990 : asterlanak, albistak = anuario 1990 : estudios, crónicas. 1991. pp. 7-21.
  • Hay más en ti : imágenes de la mujer en la Edad Media, siglos XIII-XV [Cat. exp.]. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2011. pp. 216-218.