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Askós en forma de carnero
Anónimo griego. Siglo IV a. C.
Cerámica
13 x 6 x 22 cm
Siglo IV a. C.
82/1505
Legado de doña María de Arechavaleta, de la colección de don José Palacio, en 1954
El carnero es un vaso figurado de arcilla fina, modelada, policromada y cocida, cuyas dimensiones máximas son 22 centímetros de longitud por 13 de altura y 6 de grosor. Conserva adherida en su parte inferior una etiqueta de papel con la referencia "J.P. 76", que corresponde a su numeración dentro de la serie de la donación y legado de la Colección Palacio efectuados por doña María de Arechavaleta.
Representa a un carnero de cuerpo ligero y estilizado que reposa sobre las patas flexionadas, con la cabeza hacia el frente. Las formas de la anatomía del cuerpo están bien diferenciadas, con los abultamientos musculares de las patas delanteras y traseras modelados correctamente para hacer destacar la estructura ósea, frente a lo habitual en las representaciones de este tipo de animales, en los que la forma del cuerpo se difumina bajo la cubierta continua de los rizos de lana. En esta pieza su autor ha querido extremar la descripción anatómica como si se tratara del cuerpo de un animal mucho más ligero. Las patas están flexionadas con naturalidad, de modo que las delanteras quedan debajo del cuerpo y con las pezuñas hacia arriba, mientras que las traseras están flexionadas hacia adelante y con las pezuñas hacia abajo. El rabo es grueso y se vuelve entre las dos patas traseras hasta unirse en la parte baja con el paquete testicular. Todo ello evidencia un buen estudio del natural junto con una cierta idealización del animal, cuyo porte elegante, con el cuello largo y erguido, se asemeja al de un caballo o un toro recostado. El tratamiento de la superficie de la pieza también está cuidado con todo detalle: la mayor parte de la piel del carnero se cubre con rizos de lana individualizados, mientras que las zonas de pelo corto en el pecho, el vientre, el rostro y la parte baja de las patas están alisados.
La cabeza del animal es de constitución estilizada, con el hocico alargado y levemente caído en la parte delantera. Los cuernos están enroscados en una sola vuelta, como si se tratara de un animal joven, y en su interior estaban adheridas las orejas de las que sólo se conserva el arranque. La disposición de los ojos, dirigidos hacia el frente con apariencia casi humana, es otro rasgo de la idealización personalizada de las formas naturales, de la que el artista quiso dotar a la obra. La boca es relativamente alargada y de labios gruesos, con un pequeño orificio en el centro que serviría para verter lentamente el contenido del vaso. El asa y el gollete se disponen detrás de la cabeza, sin sobrepasar casi la altura de ésta, para no alterar la silueta del animal. (Ramón Corzo, 2013)
Bibliografía seleccionada
- Corzo Sánchez, Ramón. "El carnero dorado del Museo de Bellas Artes de Bilbao = The golden ram the Bilbao Fine Arts Museum = Bilboko Arte Ederren Museoko urre-koloreko aharia", Buletina = Boletín = Bulletin, n° 7. 2013. pp. 20, 22, 227.