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La Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago y los siete varones apostólicos fue realizada por van Lint en Amberes a los cinco años de su regreso de Roma. Procedente de una donación, forma parte de la colección de nuestro Museo desde 1935. Fue atribuida en 1984 al artista por D. Matías Díaz Padrón y, un año después, en 1985, fue rescatada de los almacenes y restaurada, comprobándose entonces la existencia de la firma y la fecha localizadas en el ángulo inferior izquierdo. Fue en ese mismo año cuando se presentó por primera vez al público al participar en la magna exposición dedicada a nuestro país y celebrada en Bélgica, Europalia 85 España.

El asunto iconográfico que representa tuvo su origen en una fuente verbal que posteriormente quedará recogida, a finales del XIV o principios del XV, en los Moralia de Job de San Gregorio Magno. Narra el milagro, sucedido el primero de enero del año 40, de la aparición de la Virgen sobre un pilar -super pilare quodam marmoreo ressidentem- a Santiago el Mayor y sus convertidos cuándo éstos se hallaban en la Cesaraugusta Civitas (Zaragoza) con el objeto de predicar el Evangelio.

La escena, que según la tradición tiene lugar de noche, está iluminada por un resplandor que surge entre las nubes de la apertura de la gloria sobre la que se recorta la Virgen rodeada de ángeles y serafines. Su figura nos evoca a las esculturas de la antigüedad clásica -dibujadas tantas veces por van Lint durante su estancia en Roma- no sólo por el pedestal o pilar sobre el que se sitúa, sino también por su postura, con la pierna izquierda ligeramente adelantada, y el modo en que recoge su manto. Con su mano derecha señala el templo que el apóstol deberá construir: la Basílica del Pilar. Ante la Virgen, Santiago permanece postrado de rodillas y vestido como peregrino jacobeo con los atributos ante él, el sombrero con la concha y el bastón. Tras el santo, admirados ante el milagro y formando un grupo abigarrado, se hallan los siete varones apostólicos enviados a la península para predicar la fe.

En esta obra están presentes una buena parte de los elementos que caracterizan el estilo de van Lint. Se trata de una composición serena, equilibrada, de colorido atemperado, en la que se respira una quietud acentuada por el estatismo y la verticalidad de las figuras de suave modelado, rostros ovalados y ojos redondos.

Lo más probable es que la pintura respondiera a un encargo español, puesto que este tema ofrecía escaso interés fuera de nuestro país. Por el contrario, estaba muy arraigado con la piedad española, puesto que, en esta interesante obra el pintor flamenco reúne dos importantes hechos religiosos sucedidos en nuestro país: por una parte, la llegada del apóstol Santiago a la península para su evangelización y, por otra, la aparición al santo de la Virgen del Pilar en Zaragoza. (Ana Sánchez-Lassa de los Santos)

Bibliografía seleccionada

• Splendeurs d'Espagne et les villes belges : 1500-1700 [Cat. exp.]. Bruxelles, Crédit Communal, 1985. pp. 557-558. N° cat. C62
• Castañer López, Xesqui. Pinturas y pintores flamencos, holandeses y alemanes en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Bilbao, Fundación Bilbao Bizkaia Kutxa, 1995. pp. 187-189, n° cat. 67.
• El Pilar es La Columna : historia de una devoción [Cat. exp.]. Zaragoza, Ayuntamiento de Zaragoza, 1995. pp. 55, 225, n° cat. 47.
• Santiago : la esperanza [Cat. exp.]. Santiago de Compostela ; Bilbao, Xunta de Galicia ; BBV , 1999. pp. 608-609, reproducido en portada (fragmento).
• La huella y la Senda [Cat. exp.]. Las Palmas de Gran Canaria, Gobierno de Canarias ; Diócesis de Canarias, 2003. pp. 86-87, 754.
• Camiño : a orixe = Camino : el origen [Cat. exp.]. A Coruña, Xunta de Galicia, 2015. pp. 96-99, il.