Exposición: Playa de Portici - Museo de Bellas Artes de Bilbao

La obra invitada

Finalizada

07-03-2006 • 30-04-2006

Playa de Portici

Sala 19

Playa de Portici es una de las pinturas más sobresalientes de Mariano Fortuny (Reus, Tarragona, 1838-Roma, 1874), uno de los pintores más destacados del arte español del siglo XIX. A pesar de su relevancia, la obra ha sido expuesta al publico en contadas ocasiones: en la subasta del taller de Fortuny celebrada tras su muerte en París en 1875, en Nueva York en 1887 y, más recientemente, en Barcelona, en la exposición antológica que el Museu Nacional d'Art de Catalunya dedicó al pintor en 2003-2004.

En el verano de 1874, inesperadamente el último de su vida, Mariano Fortuny se instaló con su familia en Villa Arata en la población de Portici, situada en las faldas del Vesubio y frente al mar en la bahía de Nápoles. Tras el éxito que Fortuny había conseguido en París, su estancia en Portici le brindó la tranquilidad de estar alejado de los centros artísticos y una luz y un paisaje similares a los de Granada y el norte de África, tan apreciados por el pintor. De hecho, esta obra se ha relacionado con otras pintadas en Granada un par de años antes en las que Fortuny ensaya un nuevo lenguaje artístico, alejado de la pintura de género que tanto éxito y demanda por parte de su marchante y de su clientela le proporcionaron.

Junto a otras pinturas y a numerosos dibujos y acuarelas preparatorios, Fortuny pintó esta tela de dimensiones considerables en la que el paisaje y, sobre todo, los efectos lumínicos adquieren gran protagonismo. El cuadro, inacabado, representa una escena estival de playa con dos mujeres en el centro de la composición rodeadas de niños que juegan en la arena, para cuya representación posaron su mujer y sus hijos. Se trata de una escena de plein air en la que figuras y paisaje conviven bajo la intensa luz meridional. Fortuny intensifica los buscados efectos de luz y aire al situar la línea del horizonte muy baja, otorgando así mayor protagonismo al celaje, de un azul intenso sólo interrumpido por brillantes nubes. Además de constituir una de las pocas muestras del género del paisaje en la producción de Fortuny, Playa de Portici incorpora la presencia del mar como novedad iconográfica.

En la correspondencia conservada, Fortuny manifiesta su intención por esos años de dar un nuevo rumbo a su carrera. La voluntad de situar la escena al aire libre y el uso de una pincelada suelta capaz de plasmar los efectos de luz y color permiten, quizá, aventurar en Playa de Portici el inicio de un nuevo camino interrumpido por la muerte temprana del maestro.

La importancia de la obra y las escasas ocasiones en las que ha sido expuesta al público añaden mayor interés a este nueva convocatoria del Programa La Obra Invitada. 

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