Exposiciones
Finalizada
02-03-2009 • 24-05-2009
Novecentismo y Primera Vanguardia (1910-1936)
Colección Museo de Bellas Artes de Bilbao
Sala BBK
Tras las exposiciones Artistas Vascos y De Goya a Gauguin, celebradas a lo largo del pasado 2008 con el propósito de ofrecer una visión revisada de ciertas secciones de la colección del Museo, Novecentismo y Vanguardia (1910−1936) en la colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao reúne ahora un amplio conjunto de obras situadas cronológicamente en las primeras décadas del siglo XX con los mismos objetivos de puesta al día del conocimiento documental de cada una de ellas y de una mejor comprensión de ese periodo artístico.
Son 149 obras, pinturas, fotografías y carteles, muchas de las cuales no habían sido expuestas al público con anterioridad. Se exhiben también dos obras, Noche de artistas en Ibaigane (1927) de Antonio de Guezala y La lechera al sol (1930) de Carlos Ribera, recientemente adquiridas por el Museo y que ahora se presentan por vez primera.
Joaquín Torres García, Joaquim Sunyer, Aurelio Arteta, Daniel Vázquez Díaz, Julián de Tellaeche, Antonio de Guezala, Celso Lagar, Gabriel García Maroto o José María de Ucelay, son algunos de los principales artistas seleccionados, cuyas obras han sido estructuradas en siete epígrafes teóricos: El ideal novecentista, La atracción de lo nuevo, La vida moderna, La segunda promoción novecentista, La cualidad metafísica, Los mitos vernaculares y su inversión, y Elogios de la vida cotidiana.
Se ha contado con el comisariado de Eugenio Carmona, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Málaga y uno de los más destacados especialistas en la vanguardia histórica española, que ha aportado ideas novedosas sobre algunas obras y autores, y sobre la interpretación del contexto artístico local de ese momento. En el mismo sentido, el catálogo que acompaña la exposición es especialmente valioso. Junto al ensayo principal de Carmona, se incluye un texto de Pilar Mur, biografías actualizadas de los artistas y una selección de textos de la época, a cargo de diversos especialistas.
La cronología seleccionada, de 1910 a 1936, abarca unos años fundamentales para el desarrollo del arte contemporáneo español y que están especialmente bien representados, por el número de obras y los artistas que incluye, en la colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Fueron años esenciales para el arte vasco, en los que ciertos acontecimientos, como la creación del Museo de Arte Moderno (1924), la Asociación de Artistas Vascos (1911) y la revista Hermes (1917), o la organización de la Primera Exposición Internacional de Pintura y Escultura (1919) dan idea de la importancia que Bilbao adquirió como foco artístico dentro del arte español.
NOVECENTISMO Y VANGUARDIA (1910−1936)
A lo largo de los últimos años la historia del arte moderno ha sido objeto de una profunda revisión que ha puesto de manifiesto la complejidad y la diversidad de lo que entendemos por arte moderno. En los primeros años del siglo XX la idea de lo moderno se materializó a través de diferentes sensibilidades, desde el novecentismo hasta la vanguardia. Al mismo tiempo, pervivía la herencia del simbolismo y el impresionismo. En el contexto del arte vasco, a este complejo panorama se sumó el intento de algunos artistas para definir el sentido de lo identitario o vernacular.
Uno de los episodios más interesantes de esas décadas fue, precisamente, el novecentismo, que definió un lenguaje propio que, por una parte, se desligó de las propuestas decimonónicas y, por otra, no llegó a ser considerado un lenguaje plenamente vanguardista. El espíritu novecentista existió en Francia, también en el área germánica y en Inglaterra, y en el contexto español encontró en el noucentisme catalán promovido principalmente por Eugenio d'Ors una especial concreción, que surgió como respuesta y alternativa a la actitud simbolista del modernisme. Pero, además, y es ésta una de las tesis más novedosas de esta exposición, en el País Vasco existió también un espíritu novecentista, encarnado, sobre todo, en la obra de Aurelio Arteta, que conforma uno de los episodios del panorama local que la exposición trata de poner de relieve.
En líneas generales, el espíritu novecentista se caracterizó por el afán clasicista de crear un arte depurado y sobrio, ajeno a la deformación expresiva, la subjetividad, lo irreal o el particularismo en los tipos y modelos: la poética novecentista aspiró a una contenida idealización de lo representado. El dibujo y la voluntad de forma predominan sobre el color, siempre contenido y objetivador. El artista novecentista es un nuevo tipo de artista, opuesto al prototipo bohemio del artista romántico, un hombre de cultura, implicado en la vida cívica que también buscaba el encuentro con sus raíces, con lo identitario.
Junto al novecentismo, en esos años aparecieron tambiénlos primeros ismos, que configuraron una vanguardia identificada con el cubismo, el futurismo y el simultaneísmo. Por este motivo en los principales focos artísticos del momento, el País Vasco, Cataluña y el entorno artístico madrileño de la Generación del 14, novecentismo y vanguardia no pueden entenderse como fenómenos separados sino que entre ellos se dio una continua relación dialéctica que hizo que dentro de la obra de un mismo artista pueda apreciarse la influencia de ambos espíritus estéticos.
En ese sentido, esta exposición aporta una visión novedosa sobre el arte vasco de las primeras décadas del siglo XX al identificar a los autores que hicieron pervivir la herencia tardía de los lenguajes impresionistas y simbolistas, alabados por el discurso historiográfico, y a los que asumieron las premisas del novecentismo y de la renovación artística de la vanguardia.
Otro elemento importante para la compresión del arte vasco de la primera mitad del siglo que ofrece esta exposición es la inclusión, y puesta en relación con la pintura, de otras técnicas como la fotografía o el cartelismo que, gracias a su reproducción mecánica y su cualidad de época, diversificaron el alcance social de las artes.
La colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao posee importantes obras de Aurelio Arteta, Joaquim Sunyer, Daniel Vázquez Díaz −los tres artistas más destacados del espíritu novecentista−, Celso Lagar y Gabriel García Maroto y, por este motivo, puede mostrar mejor que ninguna otra la presencia de la poética novecentista en el panorama artístico español de las cuatro primeras décadas de este siglo. La obra de Arteta de este momento, de rico color, dibujo enérgico y presencia noble de los modelos en una atmósfera de delicado lirismo, es ejemplo destacado de este primer momento novecentista. Estos autores configuran el primer espacio de la exposición, denominado El ideal novecentista, capítulo en el que también se incluyen fotografías de Felipe Manterola.
Así mismo, la presencia en los fondos del Museo de obras capitales de Antonio de Guezala, Robert Delaunay, Julián de Tellaeche, Ramiro Arrúe, Celso Lagar y Joaquín Torres García, permite establecer un segundo apartado dedicado a La atracción de lo nuevo, que incluye obras que recibieron la influencia de los lenguajes de la vanguardia.
En la amplia selección de carteles y fotografías de la exposición se plasman los espacios y objetos de La vida moderna, tercer apartado de la muestra. Le sigue un cuarto dedicado a la irrupción de La segunda promoción novecentista con la que está relacionada la obra inicial de José María Ucelay.
La relación entre novecentismo y vanguardia prosigue en la segunda mitad de los años veinte y los años treinta con la influencia del surrealismo al representar lo trascendente en las escenas cotidianas agrupadas en el apartado La cualidad metafísica y en las representaciones con componente etnográfico incluidas en Los mitos vernaculares y su inversión.
En un último ámbito expositivo, denominado Elogios de la vida cotidiana, se recogen aspectos diversos de los nuevos registros vitales del período, desde la fascinación por la infancia como tema, hasta el mundo del trabajo, el deporte o el amor.
En la imagen:
José María de Ucelay (19031979)
Jugando a los bolos en San Bartolomé, c. 1935
Óleo sobre lienzo, 73 x 92,3
Museo De Bellas Artes de Bilbao
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