Max Ernst. París, 1922-1928 - Museo de Bellas Artes de Bilbao

La obra invitada

13-02-2025 • 30-09-2025

Max Ernst. París, 1922-1928

Programa La Obra Invitada

Salas 18-20

El museo ha recibido en comodato un excepcional conjunto de 54 obras de Max Ernst (Brühl, Alemania, 1891-París, 1976), una de las figuras destacadas del arte contemporáneo, clave en el origen y desarrollo del movimiento surrealista.

El depósito -establecido a cinco años- incluye 14 pinturas, 6 dibujos y las 34 fototipias que conforman la célebre carpeta Histoire naturelle. Salvo un frottage fechado en 1957, todas fueron realizadas entre 1922 y 1928, una etapa de experimentación en la que, partiendo de un interés inicial por el dadaísmo, Ernst evolucionó hacia las propuestas más trasgresoras formuladas por el surrealismo. Fue en este contexto donde el artista alemán pudo aportar novedades teóricas, técnicas y creativas que hoy son consideradas fundamentales para el desarrollo del arte del siglo XX.

Buena parte de este conjunto -los 14 óleos, cuatro dibujos y dos frottages- al que se han incorporado en préstamo temporal para la exposición una escultura y diverso material documental, compone esta nueva edición del programa La Obra Invitada. El recorrido expositivo ha sido planteado por Miriam Alzuri Milanés, conservadora de Arte Moderno y Contemporáneo del museo, con el objetivo de poner de relieve la originalidad creativa de Ernst.

Las obras proceden de una colección particular de origen español radicada en Londres que fue heredada por su actual propietario, nieto del prestigioso galerista inglés Aram Mouradian (Southport, Reino Unido, 1892-París, 1974). Son las que él compró -directamente al artista y también a terceros- y conservó para sí mismo, y dan buena idea tanto de su predilección por Ernst como de los múltiples intereses del artista.

Entre las obras que Mouradian adquirió a Ernst en 1927 y ahora se exponen se encuentran los dibujos La Belle jardinière (c. 1921-1922), Deux enfants dans une chambre percée (1923) y L’Ombre (1923), y las pinturas Deux jeunes filles en de belles poses (1924), Cage et oiseaux (1924), Les Mains aux oiseaux (1925), Jeunes gens piétinant leur mère (1927), Petit monument aux oiseaux (1927), Forêt et soleil bleu (1927), Forêts-arêtes (1927) o Fleurs-écailles (1928).

Entre las compradas a terceros figuran Danseur sous le ciel (Le Noctambule) (c. 1922), L’Éloge de la folie (1924) y el dibujo original de Les Éclairs au-dessous de quatorze ans (1925), que después se reproduciría en fototipia para la carpeta Histoire Naturelle.

Como se ha recordado a lo largo del pasado año con motivo de la conmemoración de la publicación en 1924 del primer Manifiesto surrealista de André Breton, los años veinte fueron un periodo de gran efervescencia intelectual y creativa en los que el arte y el mundo de las ideas acogieron las enormes transformaciones originadas por la exploración de territorios que, como el inconsciente, los sueños o la imaginación, se sitúan más allá de la razón.

A pesar de ser una figura central del surrealismo y de su impronta en el arte español gracias a la difusión de su trabajo en revistas especializadas y a su participación en exposiciones de la época (en el Ateneo de Tenerife en 1935 y en el Museo de Arte Moderno de Madrid en 1936 por iniciativa de su director, el crítico de arte bilbaíno Juan de la Encina), Ernst está escasamente representado en las colecciones públicas españolas. Se conservan dos obras en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y cuatro en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, a las que ahora se suma este extraordinario conjunto depositado en el museo de Bilbao.

Les éclairs au-dessous de quatorze ans (1925)
Colección particular

Histoire naturelle (Historia natural)

Publicada en París, la serie Histoire naturelle reproduce por medio de fototipia 34 de los primeros dibujos que Max Ernst realizó utilizando la técnica del frottage. Se trata de un procedimiento -cuya invención se atribuye al propio Ernst- que, siguiendo los principios del calco, surgió cuando el artista frotó con un lápiz sobre un papel los nudos y surcos de las tablas de madera del suelo de su habitación en un hotel de la localidad francesa de Pornic, cerca de Nantes.

Surgieron de esta manera aleatoria y experimental cerca de cien dibujos con composiciones y asociaciones enigmáticas, que, agrupadas bajo el sugerente título del porfolio, evocan organismos animales, vegetales o minerales que proceden de la imaginación y la extrañeza de lo onírico.

En marzo de 1926 se presentaron por vez primera en la galería Van Leer de París, dirigida por el inglés Aram Mouradian y el holandés Leonard Van Leer, 10 frottages de la serie. En abril de ese mismo año se mostró la serie completa en el local de la marchante Jeanne Bucher, quien, ante la buena acogida de los dibujos, impulsó la impresión de la carpeta de fototipias con una tirada limitada de 306 ejemplares, entre ellos el número 3 que forma parte del depósito y ahora se expone.

El conjunto de obras depositadas en el museo incluye el dibujo original de Les Éclairs au-dessous de quatorze ans (1925), que se reproduciría un año después en fototipia para la carpeta Histoire naturelle.

Aram Mouradian (Southport, Reino Unido, 1892-París, 1974)

Nacido en una acomodada familia de origen armenio dedicada al comercio, Mouradian se instaló en París tras la Primera Guerra Mundial. En 1925 se asoció con el holandés Leonard van Leer para abrir una galería de arte en un local del número 41 de la rue de Seine, que terminaría por ser una de las más influyentes del periodo. El primer nombre del establecimiento fue Van Leer, pero, tras la jubilación de su socio, se cambió por Mouradian y Vallotton y, más tarde, por Les Arts Plastiques et Modernes. La galería fue protagonista de la escena artística parisina durante décadas, hasta 1974.

En los primeros años y hasta mediados de la década de 1930, trabajó principalmente con artistas vinculados al surrealismo y a la Escuela de París, como Jean Launois, André Derain, Raoul Dufy, Amedeo Modigliani, Jules Pascin, Chaim Soutine, Constant Permeke, Francis Picabia, Roland Penrose, Moïse Kisling, Man Ray o Joan Miró. Entre ellos destaca Max Ernst, cuya obra dio a conocer Mouradian con especial dedicación y al que organizó sus dos primeras exposiciones individuales surrealistas en 1926 y 1927.

Precisamente, esta relación primero profesional y después de amistad entre el pintor y el galerista se aborda en el Cuaderno del Museo 4 a través de un texto elaborado por el escritor y filósofo Georges Sebbag, considerado uno de los grandes expertos en el movimiento surrealista.

Max Ernst (Brühl, Alemania, 1891-París, 1976)
Fleurs-écailles (1925)
Colección particular

Pintor, escultor y autor de influyentes trabajos en el mundo del collage y la obra gráfica, Max Ernst fue un artista de formación autodidacta. Estudió arte, filosofía, literatura y psiquiatría en la Universidad de Bonn e inició su carrera artística en la primera década del siglo XX interesado por los lenguajes del expresionismo y el cubismo. Tras la Primera Guerra Mundial -en la que combatió-, se vinculó al grupo dadaísta de Colonia y mantuvo contacto con los de Berlín, Zúrich y París. En esa época, realizó sus primeros collages y fotomontajes, que pudieron verse en 1921 en la librería parisina Au Sans Pareil, propiedad de André Breton y Simone Kahn.

En 1922 se instaló en París, donde se convirtió en una figura fundamental del movimiento surrealista por su imaginación creadora y su capacidad para incorporar a su trabajo nuevas técnicas, como el frottage -cuya invención se le atribuye-, el grattage o la decalcomanía -inventada en 1935 por el pintor español Óscar Domínguez-. En 1938 abandonó el grupo surrealista y se trasladó a Saint-Martin d’Ardèche, localidad al norte de Aviñón, con la pintora surrealista inglesa nacionalizada mexicana Leonora Carrington.

Tres años después, iniciada ya la Segunda Guerra Mundial, se instaló en Estados Unidos donde contrajo matrimonio con la coleccionista y mecenas neoyorkina Peggy Guggenheim.

Después, residiría unos años en Arizona con la artista surrealista estadounidense Dorothea Tanning. En 1953 regresó a París, ya convertido en una figura de renombre internacional.

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