Exposiciones
Finalizada
15-12-2023 • 20-05-2024
Donación Nicolás de Lekuona
Sala 17
El museo da a conocer un conjunto de objetos personales, materiales impresos, cuadernos de notas y apuntes de dibujo, dos óleos sobre cartón y cartas autógrafas del pintor, fotógrafo y diseñador Nicolás de Lekuona (Ordizia, Gipuzkoa, 1913-Fruiz, Bizkaia, 1937). Un importante fondo documental que llegó al museo en 2019 gracias a la donación de la familia del artista y se expone ahora en parte acompañado, además, de una selección de las obras que fueron adquiridas por el museo en 2019 -16 fotografías y 2 fotomontajes- y en 2022 -10 dibujos de arquitectura y diseño-.
Conserva, además, dos lienzos emblemáticos de la producción pictórica de Lekuona: Pintura (c. 1936) y Retrato de Beatriz Lekuona (1935), adquiridos en 1981 y 1982, respectivamente. El Museo ha sido, también, pionero en el reconocimiento del artista a través de tres exposiciones memorables -celebradas en 1979, 1982 y 1983-, dos de las cuales fueron comisariadas por la historiadora Adelina Moya, principal experta en el tema.
Esta pequeña exposición traza los intereses y el ideario artístico de Lekuona, una personalidad inquieta y experimental que, a pesar de su temprana muerte a causa de la Guerra Civil, fue emblemática dentro de la vanguardia española.
El fondo incluye correspondencia privada con la familia, blocs de apuntes y dibujos, cuadernos con citas, anotaciones literarias y artísticas, así como dos cámaras fotográficas Kodak y otros objetos personales -su paleta de pintor, sus pipas o su carnet de estudiante-. Entre los más singulares, destacan ocho máscaras realizadas por el propio Lekuona y que aparecen representadas en varios de sus cuadros y fotografías.
La donación del fondo Lekuona al museo da continuidad al trabajo de enriquecimiento de las bases de datos de la colección a través de la incorporación, estudio y digitalización de archivos y corpus documentales de artistas, críticos, historiadores y espacios relacionados con el arte en el País Vasco, cuyos ejemplos más recientes son las donaciones del archivo de Sol Panera, de la galería bilbaína Aritza, en 2023 o el del profesor, historiador y crítico de arte Xabier Sáenz de Gorbea, en 2020.
Realizadas en papel encolado y gouache durante los años de formación en Madrid para un baile de carnaval en el Círculo de Bellas Artes, estas y otras máscaras aparecen en varias pinturas, dibujos y fotografías del artista como un elemento surreal de ocultación de la identidad. También se incluye una máscara en arcilla -realizada probablemente por su compañero de estudios, el escultor Restituto Martín Gamo- que Lekuona empleó en una fotografía de 1935 que el museo adquirió en 2019.
La donación contiene también nueve cartas de Nicolás de Lekuona a su madre, María Nazabal, y a su tío, Eugenio Lekuona. Las primeras están escritas entre 1932 y 1935 durante su estancia en Madrid, en unos años importantes en los que entabló amistad con los hermanos Zubiaurre, conoció a Jorge Oteiza y se relacionó con otros artistas y escritores vinculados a la vanguardia. En una de ellas le cuenta a su madre:
Hace cosa de un mes enseñé a Ramón Gómez de la Serna (el escritor) las fotografías que saqué ahí de Pedro Mari, Trini, Gregorio, etc. y le gustaron muchísimo; me pidió él una para colocarla en la pared de su casa; me dijo que estaba yo muy bien orientado en esta cuestión, y que hay mucho campo en España. Pues él no sabe de ningún otro que haga fotos de mi estilo. Que había además un gran porvenir como cameraman para el cine y como reporter gráfico.
En el resto de las cartas describe sus últimos meses de vida (muere el 11 de junio de 1937) desde Burgos, donde pasó su formación militar, y Saturrarán (Mutriku), a donde fue enviado como miembro de la sección de montaña de la Sanidad Militar.
Al museo han llegado tres cuadernos con anotaciones de Lekuona de sus años de formación, entre 1932 y 1935. La historiadora Adelina Moya, que fue la primera en llamar la atención sobre estos cuadernos que acompañaban al joven artista, señala que nos introducen “tanto en sus inquietudes estéticas como en su tiempo artístico”.
Uno de ellos recoge en 37 hojas transcripciones de poesías de José María Iparraguirre, Juan Ignacio de Iztueta, Bilintx y otros. Otro, anotaciones de citas y fragmentos de textos de escritores, artistas, filósofos y teóricos como Villiers de L’Isle-Adam, Francisco Guillén Salaya, Ángel Ferrant; textos sobre el cubismo; y otros de Picasso, Manuel Abril, Schopenhauer o Leonardo da Vinci. Este cuaderno contiene, además, ocho hojas sueltas con poemas de Federico García Lorca. El último está dedicado a refranes, adagios, proverbios y anotaciones literarias.
Nicolás de Lekuona (Ordizia, Gipuzkoa, 1913-Fruiz, Bizkaia, 1937)
De formación ecléctica y prácticamente autodidacta, Lekuona se nutrió de sus lecturas sobre arte y literatura en libros y revistas, y de las estrechas relaciones que mantuvo con intelectuales y artistas vinculados a los movimientos de vanguardia. Interesado por la arquitectura y el diseño, en 1929 se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios de San Sebastián, al tiempo que trabajaba como ayudante del arquitecto racionalista Domingo Unanue.
En 1932 se trasladó a Madrid para estudiar en la Escuela de Aparejadores. Residió en la capital durante tres años y allí asistió a la célebre tertulia del Café Pombo dirigida por el escritor Ramón Gómez de la Serna y conectó con el escultor Alberto Sánchez, el pintor Benjamín Palencia y con otros artistas de la Escuela de Vallecas. Por entonces, se relacionó también con los pintores José Sarriegui y Narkis Balenciaga, el escultor Jorge Oteiza y el poeta Lauaxeta.
1934 es un año importante en su biografía artística, pues participó con veinte fotografías, un fotomontaje y once pinturas en la muestra pintura-escultura-fotografía. balenciaga-lekuona-oteiza, celebrada en la sala del Kursaal de San Sebastián. En palabras de la mejor conocedora del artista, la historiadora Adelina Moya: “Esta exposición los situó en el foco de la crítica local, que señalaba a Lekuona como el más rompedor”.
Tras dar por terminada su formación, en 1935 regresó a Ordizia y comenzó a trabajar en San Sebastián como aparejador en el estudio del arquitecto Florencio Mocoroa, donde realizó una serie de proyectos para viviendas y mobiliario de estilo racionalista.
Su activismo vanguardista le llevó a explorar diversas técnicas y medios artísticos: la fotografía, el fotomontaje, el collage, la pintura y el dibujo, la poesía..., combinando en su personal imaginario elementos procedentes del cubismo tardío, el constructivismo y el surrealismo. Especialmente interesantes son sus fotomontajes, para los que partía de recortes de publicaciones periódicas que encolaba en papeles, en ocasiones también intervenidos con dibujo o acuarela. Escasos en número –se conocen solo 29–, los fotomontajes de Lekuona constituyen su trabajo más valorado en el campo de la fotografía.
En 1936 la Guerra Civil sorprendió a Lekuona en el bando nacional y fue enviado como camillero al frente de Fruiz (Bizkaia), donde falleció durante un bombardeo el 11 de junio de 1937. Su muerte prematura, poco antes de cumplir los 24 años, interrumpió bruscamente una producción aún hoy vigente dentro la vanguardia artística vasca.