Exposiciones
Finalizada
12-06-2023 • 15-10-2023
Corinne Vionnet, Vanessa Winship, María Azkarate
Bilbao Metropoli 30-30-30
Salas 8, 9 y 10
La exposición Bilbao Metropoli 30-30-30 presenta un conjunto de 78 fotografías realizadas en 2022 por Corinne Vionnet, Vanessa Winship y María Azkarate que muestran, desde muy distintos puntos de vista e intereses, los cambios sufridos por la ciudad de Bilbao y su área metropolitana durante las tres últimas décadas.
El proyecto surge a partir del encargo de Bilbao Metropoli-30, Asociación para la Revitalización del Bilbao Metropolitano, y reedita la iniciativa que 30 años atrás impulsó la propia asociación de retratar la fisonomía del eje urbano de la ría y sus habitantes. En aquella ocasión y, como ahora, con el comisariado de Ramón Esparza -doctor en Ciencias de la Comunicación, crítico de arte y experto en fotografía-, se convocó a seis fotógrafos internacionales -Gabriele Basilico, John Vink, Bruce Gilden, Carlos Cánovas, John Davies y Carlos de Andrés- cuyo trabajo se concretó en 86 fotografías que fueron reproducidas en un libro y expuestas en diversas sedes en 1993 bajo el nombre Ría de Hierro. El conjunto fue donado al museo en 1997.
Entonces, la mirada masculina se detuvo en el paisaje urbano y humano del final crítico de una época de esplendor industrial y económico, y en los iconos del imaginario bilbaíno a punto de desaparecer: explotaciones mineras, líneas de ferrocarril, instalaciones portuarias, altos hornos, grúas, naves y fábricas, astilleros y gabarras, el humo de las coladas de hierro fundido… siempre en blanco y negro y, aún, con cámara analógica.
En esta ocasión, y contando también con el apoyo de uno de los principales agentes de la renovación urbana, Metro Bilbao, son tres fotógrafas las que retoman el espíritu de aquella mission photographique para reflejar los cambios acontecidos en el mismo territorio durante los últimos treinta años. A los paisajes urbanos y humanos se suma ahora -tal y como explica Esparza en el texto del libro que acompaña el proyecto- el “tercer paisaje”, el de la asunción de la ruina industrial y su potencialidad como parte estética del escenario.
Corinne Vionnet (Valais, Suiza, 1969) muestra, quizá, la propuesta más radical en la serie What to see in Bilbao con fotografías de un territorio en el que no ha estado, elaboradas a partir de bases de datos públicas que superpone y sedimenta en la imagen final. En una segunda serie, Almost there, trabaja con la fragmentación de los encuadres y su efecto en las composiciones y en nosotros, observadores.
Vanessa Winship (Barton-upon-Humber, Reino Unido, 1960) aborda su trabajo desde una perspectiva más poética que despersonaliza los espacios y escenarios para limitar la capa documental y crear imágenes indeterminadas en las que prima el componente simbólico y emocional.
María Azkarate (Vitoria-Gasteiz, 1977) asume, desde su formación de arquitecta, un interés por los lugares ajenos a lo que habitualmente se considera monumental, los “intersticios”, en palabras de Esparza, que explican otra manera de leer la ciudad.
Corinne Vionnet (Valais, Suiza, 1969)
En la actualidad reside en Vevey (Suiza). En 2005 comenzó a desarrollar el que ha resultado ser un largo y fructífero proyecto de investigación artística sobre la imagen en Internet. A través de procesos como la apropiación y la combinación de imágenes, revela el modo en que estas contribuyen a conformar nuestro imaginario social y nuestra visión del mundo, combinándose e, incluso, confundiéndose con la realidad. Técnicamente, las fotografías de Vionnet aplican, en el ámbito digital, el sistema utilizado a principios del siglo XX por el científico británico Francis Galton, quien, mediante la superposición de imágenes de rostros a partir de los ojos, pretendía descubrir los rasgos prototípicos de un determinado tipo social como, por ejemplo, el delincuente. Vionnet traslada esta técnica a la imagen de consumo. Tras seleccionar estadísticamente los lugares más fotografiados de una ciudad, elige el enfoque más repetido en una ardua tarea de descarte. Señalando un punto de referencia, construye una imagen que sería la síntesis de todas ellas, pero que, al mismo tiempo, nos permite ver la forma en que Internet oculta, tras la promesa de que todos podemos ser autores y expresar nuestra creatividad, una especie de jaula que nos contiene, que guía nuestros actos y nuestra manera de observar el mundo.
El proyecto que presenta en esta exposición se divide en dos bloques. En el primero, What to see in Bilbao, recurre al collage digital, que le ha dado una impronta como artista, para mostrarnos los lugares de referencia, antiguos y nuevos, de la ciudad. En el segundo, Almost there, extrae de las fotografías descargadas fragmentos en los que aparece alguna persona, pero ocultando parcialmente su figura con lo que semeja ser una porción del borde de una pantalla. Pretende así llamar la atención sobre la mediación que el soporte, la pantalla física, ejerce en nuestra percepción.
Vanessa Winship (Barton-upon-Humber, Reino Unido, 1960)
Cursó sus primeros estudios de fotografía en la Hull School of Art de Kingston upon Hull y posteriormente se especializó en el Filton Technical College de Bristol y en la Polytechnic of Central London (actualmente, Westminster University). En esta última conoció a su marido, el fotógrafo George Georgiou, “culpable” de su interés por la región de los Balcanes. Durante diez años residió en Belgrado, Atenas y Estambul, y en la actualidad divide su tiempo entre el Reino Unido y Bulgaria. Los países que rodean el Mar Negro, un territorio tradicionalmente convulso, han sido para Winship el escenario en el que desarrollar visualmente su reflexión sobre ideas como la diferencia, las fronteras y lo que hay de verdadero y falso en las construcciones identitarias. Libros como Sweet Nothings, una serie de retratos de alumnas de escuelas situadas en las zonas fronterizas de Anatolia, abrieron el camino a su reconocimiento internacional. Ha recibido el World Press Photo en 1998 y 2008, y ese último año también el premio Godfrey Argent de la National Portrait Gallery de Londres y el Iris d’Or de los Sony World Photography. Además, en 2011 fue la primera mujer en ser galardonada con el Henri Cartier Bresson. En 2005 se incorporó a la Agence Vu’ de París, aunque mantiene su estatus de fotógrafa independiente.
Aunque ha efectuado la transición a la tecnología digital, forzada, como muchos otros, por el desarrollo de la industria, Winship ha realizado la mayoría de sus trabajos –Schwarzes Meer (2007), Sweet Nothings (2008), She dances on Jackson (2013) o And Time Folds (2018)– con una cámara de 35 mm, en la línea clásica de la fotografía documental, y otra de placas. De ahí los saltos de ritmo y estilo que se aprecian en su obra, donde las fotografías que indican una mirada rápida, tomadas al vuelo, se combinan con otras mucho más sosegadas, generalmente los retratos, que implican más reflexión y un tipo de comunicación con sus sujetos muy diferente. En 2014 reconocía al bloguero Christopher Lane que “cada uno de esos modos de trabajo tiene para mí su propia belleza”; una que reside en el justo equilibrio entre la acción y el reposo.
María Azkarate (Vitoria-Gasteiz, 1977)
Estudió Arquitectura en la Universidad de Navarra, en la especialidad de Urbanismo. Después de unos años de desempeño profesional en ese campo, descubrió la fotografía como medio de expresión y comenzó un proceso de autoaprendizaje en el que tuvo contacto con fotógrafos como Carlos Cánovas, Paco Polán, Jon Cazenave, Awoiska van der Molen, Federico Clavarino y David Jiménez, entre otros. En 2017 comenzó a ejercer como fotógrafa de arquitectura, colaborando en la comunicación de proyectos de estudios y empresas vinculadas, al tiempo que desarrollaba trabajos más personales sobre la ciudad y el espacio arquitectónico, temas en los que, en la actualidad, centra su actividad.
Azkarate utiliza la cámara, que siempre construye una visión focalizada en el centro, para investigar justo lo contrario, lo que hay en los márgenes. Este planteamiento llevado al espacio urbano le hace huir de esos centros de atención que constituyen los edificios emblemáticos o espectaculares para dirigir la mirada hacia los bordes de los escenarios construidos por arquitectos y urbanistas. En todos los Ayuntamientos hay un área administrativa denominada “de ordenación urbana” que se encarga de planificar y establecer los límites de lo que se puede hacer en el espacio. La obra de Azkarate no persigue los desmanes urbanísticos, pero se nutre de aquellos elementos que se mantienen fuera de ese orden, bien sea una simple brizna de hierba que nace entre unas losas o bien la parcela que queda sin urbanizar rompiendo la armonía de una hilera de edificios. Esa inversión de valores tiene una primera manifestación en la composición de las imágenes, que colocan lo que debería ser el foco en el fondo y dejan el primer plano vacío. Con este simple cambio, las fotografías producen un evidente choque visual y abren un sugestivo camino para el espectador.
Contenidos de la exposición: Corinne Vionnet, Vanessa Winship, María Azkarate
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