Exposiciones
25-06-2024 • 21-10-2024
Eduardo Chillida – Godofredo Ortega Muñoz
BBKateak
Salas 18-20
En junio de 2022 el museo puso en marcha BBKateak, una iniciativa que, a lo largo de estos dos años, ha permitido exhibir en las 21 salas del edificio antiguo 64 encuentros entre 110 artistas de la colección. La línea curatorial ha pretendido mostrar de forma dinámica -con un cambio semanal de sala- la extensión de la cronología y la riqueza de la nómina de artistas, así como la enorme variedad de técnicas y propósitos creativos que alberga la colección del museo.
El programa finaliza ahora con un encuentro excepcional entre dos grandes del arte vasco y español del siglo XX, aparentemente ajenos en sus intereses y en el desarrollo de su trabajo: Godofredo Ortega Muñoz (San Vicente de Alcántara, Badajoz, 1899-Madrid, 1982) y Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002).
Con este objetivo, las tres salas que ahora se presentan reúnen 21 obras: 12 de Chillida -siete esculturas, en granito, terracota (dos), alabastro, acero, piedra y madera-, y cinco obras sobre papel, y nueve pinturas de Ortega Muñoz.
El historiador Javier González de Durana, coordinador artístico de la Fundación Ortega Muñoz (Badajoz), ha seleccionado cada una de las piezas que se exponen en función de una sutil conversación de líneas, colores, vacíos y gestos que ponen en evidencia puntos de encuentro, y también diferencias.
La mirada entrecruzada sobre la obra de ambos artistas queda también reflejada en el pequeño libro, con textos de González de Durana, que el museo ha editado para la ocasión.
A pesar de ser de generaciones diferentes, Chillida y Ortega Muñoz coincidieron personalmente en diversas ocasiones y también formando parte de exposiciones durante las décadas de 1950, 1960 y 1970. Además de usar distintos materiales y técnicas
-Chillida predominantemente escultor y Ortega Muñoz, pintor- se movían en registros y con propósitos muy alejados entre sí, en mundos que conceptualmente tenían escasa o nula relación.
Chillida representaba hacia dónde se iba –la invención de un lenguaje abstracto personal– y Ortega Muñoz, de dónde se venía –el realismo en los géneros comunes de la pintura-. Nadie vislumbró entonces alguna clase de vínculo o familiaridad entre ellos, sino más bien una contraposición.
Sin embargo, pasado más de medio siglo y superadas las simplificaciones teóricas que relacionan realismo con tradición y estancamiento, y abstracción con vanguardia y progreso, hoy se puede reconocer la existencia de un fondo común de modernidad que cada uno alcanzó a su manera y, en ocasiones, mediante soluciones formales y compositivas cercanas entre el universo formal de las esculturas, dibujos y grabados de Chillida y los paisajes pintados de Ortega Muñoz.
Además de esta voluntad de modernidad, les une ser poseedores de una personalidad ajena a modas y grupos, y la defensa coherente de sus búsquedas y hallazgos artísticos.
Eduardo Chillida
(San Sebastián, 1924-2002)
Entre 1943 y 1947 estudió Arquitectura en Madrid, pero dejó la universidad para tomar clases de dibujo. A partir de 1948, instalado ya en París, realizó sus primeras esculturas en yeso y expuso en el Salon de Mai de 1949 y 1950. En 1951 se trasladó a Hernani (Gipuzkoa), donde elaboró esculturas abstractas en hierro labrado.
En 1954 tuvo su primera exposición personal en la galería Clan de Madrid, en 1956 la Galerie Maeght presentó su primera individual en París y dos años más tarde recibió el Premio Internacional de Escultura en la XXIX Bienal de Venecia.
El interés por las cualidades de los materiales le animó a trabajar el hierro, el granito, el alabastro, el acero, la madera y la arcilla chamota, con un lenguaje entre la gestualidad informalista y la contundencia constructiva. A lo largo de su trayectoria, obtuvo numerosos reconocimientos nacionales e internacionales. En 2000 creó su fundación Chillida Leku en Hernani (Gipuzkoa).
Godofredo Ortega Muñoz
(San Vicente de Alcántara, Badajoz, 1899-Madrid, 1982)
Pintor autodidacta, Ortega Muñoz se opuso a los deseos de su padre de cursar estudios universitarios y se trasladó a Madrid en 1919. Allí frecuentó el Museo del Prado y los ambientes artísticos bohemios. En 1920 se marchó a París e, incómodo con la crisis artística de entreguerras, se mudó a Italia para encontrar la sencillez de los primitivos. Hasta 1940 viajó y residió en diversos países europeos y norteafricanos.
Regresó a Extremadura en 1940 y una década después se instaló de nuevo en Madrid para elaborar sus depurados y esenciales paisajes. En 1953 obtuvo el Gran Premio de Pintura en la II Bienal Hispanoamericana de Arte de La Habana y en 1958 dispuso de una sala personal en la XXIX Bienal de Venecia. En 1970 se consagró con su exposición retrospectiva en el Casón del Buen Retiro de Madrid
Eduardo Chillida
(San Sebastián, 1924-2002)
Entre 1943 y 1947 estudió Arquitectura en Madrid, pero dejó la universidad para tomar clases de dibujo. A partir de 1948, instalado ya en París, realizó sus primeras esculturas en yeso y expuso en el Salon de Mai de 1949 y 1950. En 1951 se trasladó a Hernani (Gipuzkoa), donde elaboró esculturas abstractas en hierro labrado.
En 1954 tuvo su primera exposición personal en la galería Clan de Madrid, en 1956 la Galerie Maeght presentó su primera individual en París y dos años más tarde recibió el Premio Internacional de Escultura en la XXIX Bienal de Venecia.
El interés por las cualidades de los materiales le animó a trabajar el hierro, el granito, el alabastro, el acero, la madera y la arcilla chamota, con un lenguaje entre la gestualidad informalista y la contundencia constructiva. A lo largo de su trayectoria, obtuvo numerosos reconocimientos nacionales e internacionales. En 2000 creó su fundación Chillida Leku en Hernani (Gipuzkoa).
Godofredo Ortega Muñoz
(San Vicente de Alcántara, Badajoz, 1899-Madrid, 1982)
Pintor autodidacta, Ortega Muñoz se opuso a los deseos de su padre de cursar estudios universitarios y se trasladó a Madrid en 1919. Allí frecuentó el Museo del Prado y los ambientes artísticos bohemios. En 1920 se marchó a París e, incómodo con la crisis artística de entreguerras, se mudó a Italia para encontrar la sencillez de los primitivos. Hasta 1940 viajó y residió en diversos países europeos y norteafricanos.
Regresó a Extremadura en 1940 y una década después se instaló de nuevo en Madrid para elaborar sus depurados y esenciales paisajes. En 1953 obtuvo el Gran Premio de Pintura en la II Bienal Hispanoamericana de Arte de La Habana y en 1958 dispuso de una sala personal en la XXIX Bienal de Venecia. En 1970 se consagró con su exposición retrospectiva en el Casón del Buen Retiro de Madrid
Eduardo Chillida, Godofredo Ortega Muñoz. Caminos de encuentro en el horizonte
- Autor/es: Javier González de Durana
- ISBN: 978-84-18171-20-8
- Idioma/s: Castellano
- Medidas: 18 x 21 cm (ancho por alto)
- Encuadernación: Tapa dura
- N° de páginas: 88
- N° de ilustraciones: 51 en color y b/n
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