Exposición: Retablo de San Benito el Real - Museo de Bellas Artes de Bilbao

La obra invitada

Finalizada

16-01-2006 • 31-03-2006

Retablo de San Benito el Real

Hall Mogrobejo

Estos dos bellos relieves en madera policromada formaron parte del retablo del monasterio de San Benito el Real de Valladolid y actualmente pertenecen al Museo Nacional de Escultura, en esa misma ciudad.

El retablo fue encargado por el abad de la comunidad benedictina de Valladolid a Alonso Berruguete (Paredes de Nava, Palencia, h. 1489 - Toledo, 1561) como celebración de algunos episodios de la vida de su fundador San Benito de Nursia. Berruguete acometió la ejecución del retablo en 1526 tras su prolongada estancia en Italia, en donde conoció la obra de Donatello, Miguel Ángel y Leonardo.

Por ese motivo, combina elementos propios de la tradición artística medieval con un nuevo espíritu procedente del lenguaje renacentista italiano. Entre los primeros, se hallan el expresivo dramatismo o el uso de simbólico de los fondos dorados, mientras que las soluciones clasicistas se hacen presentes en la soltura del paisaje y en la búsqueda de verismo en la caracterización de los personajes y en la narración del hecho religioso. El retablo, compuesto por una estructura arquitectónica renacentista y gran número de figuras, relieves y pinturas, no fue terminado hasta 1533. El programa iconográfico incluía representaciones de profetas y apóstoles junto a escenas de la infancia de Cristo y, como en el caso de estos dos relieves, temas benedictinos.

Según narra la biografía de San Benito escrita por San Gregorio Magno, en una ocasión el santo tuvo la visión del peligro que corría la vida de San Plácido tras caer al agua y avisó al más virtuoso de sus seguidores, San Mauro, quien, caminando sobre las aguas, acudió en su auxilio. En otro episodio, el santo decidió construir un monasterio en el monte Subiaco. Ante el desánimo de sus discípulos al no encontrar agua en el lugar elegido, San Benito les comunicó que, milagrosamente, el agua brotaba en la cima de la montaña.

En la representación de ambos capítulos, Berruguete sitúa al santo en un lateral del que sobresale hasta formar una figura prácticamente exenta, subrayando de este modo la dignidad del personaje. En el otro extremo, el tronco de un árbol elaborado con gran naturalismo cierra la composición. En ambas escenas la habilidad técnica de Berruguete es capaz de otorgar a los personajes una corporeidad y un movimiento que contribuyen a crear una obra de extraordinaria intensidad expresiva.

 

Alonso Berruguete (Paredes de Nava, Palencia, h. 1489-Toledo, 1561)
San Mauro salva a San Plácido, 1526-1532 y San Benito y el milagro del agua, 1526-1532
Museo Nacional de Escultura

Patrocinador: