Exposición: Poussin y la Naturaleza - Museo de Bellas Artes de Bilbao

Finalizada

08-10-2007 • 13-01-2008

Poussin y la Naturaleza

Sala BBK


"Quisiera, como Poussin, impregnar la hierba de razón y el cielo de llantos."

Paul Cézanne


 

Poussin y la Naturaleza es la primera oportunidad de contemplar una exposición monográfica sobre las aportaciones de Nicolas Poussin (1594−1665) a la pintura de paisaje. Es, además, la primera exposición en el Estado sobre Poussin, el pintor francés más importante junto con Paul Cézanne.

Pierre Rosenberg, miembro de la Académie francesa, Presidente-director honorario del Museo del Louvre y uno de los más reputados especialistas en la obra del pintor francés, cuyo catálogo razonado de pinturas se encuentra ultimando en estos momentos, se ha ocupado de la dirección científica del proyecto, así como del comisariado de la exposición, preparando para Bilbao una ajustada selección de 85 obras, entre pinturas y dibujos.

La relevancia del proyecto acometido por Rosenberg y el Museo de Bellas Artes de Bilbao suscitó pronto el interés del Metropolitan Museum of Art de Nueva York. Juntos han logrado préstamos tan excepcionales como 6 poussins esenciales en la colección del Musée du Louvre, 3 de la National Gallery de Londres y otros tantos del Museo del Prado, por citar sólo algunos. A ello se suma la colaboración de prestigiosos museos y colecciones particulares de Londres, Oxford, Liverpool, Viena, Estocolmo, Düsseldorf, Stuttgart, Turín, Florencia, Venecia, Roma, Montreal, Los Ángeles y Nueva York, entre otras.

Poussin y la Naturaleza permitirá al público y a los especialistas comprender tanto la evolución estilística de Poussin como la transformación de su pensamiento estético al enfrentarse a una naturaleza que el pintor representó como pocos artistas de la historia del arte.

La exposición va acompañada de un catálogo que trata de resolver cuestiones relacionadas con la datación y la atribución de algunas obras del pintor que todavía hoy en día dividen a los historiadores. Con ese mismo propósito se ha organizado una sala especial que incluye dibujos del pintor. En el catálogo se publican artículos de Pierre Rosenberg y de los principales especialistas internacionales en la obra de Nicolas Poussin.

Poussin y la Naturaleza en el Museo de Bellas Artes de Bilbao despide la celebración de los 100 años de creación de la BBK, patrocinador de la exposición, e inaugura la del centenario de la fundación del Museo en 1908.

 

Nicolas Poussin (Les Andelys, Normadía, 1594—Roma, 1665)

Nicolas Poussin es uno de los principales paisajistas de la pintura occidental. Fue muy apreciado por el sofisticado mundo intelectual de la Roma del siglo XVII, en donde pasó gran parte de su vida. Desde entonces, la admiración por el pintor y su obra se extiende hasta nuestros días, compartida por escritores, poetas, y pintores como Turner, Ingres, Cézanne y Picasso, entre otros muchos: Paisaje con Orión ciego buscando el sol fue propiedad de Reynolds. Gozó también de la devocion de eruditos y coleccionistas romanos, como el célebre Cassiano dal Pozzo, y del favor de reyes: Luis XIV, que poseyó la serie Las cuatro estaciones, y Felipe IV, quien le encargó el Paisaje con San Jerónimo.

A pesar de ello, se sabe poco sobre su biografía, y especialmente sobre los años de infancia y juventud antes de instalarse en Roma en 1624. Durante esos primeros años realiza una pintura inspirada en la distribución de las figuras en los relieves romanos, el rico colorido veneciano de Bellini, Giorgione y Tiziano, el dibujo preciso de Rafael, y la composición ordenada de Domenichino, entre otras influencias. Temáticamente se interesa por las narraciones del Antiguo y el Nuevo Testamento, la mitología de las fuentes literarias griega y romana −Ovidio, Virgilio y Horacio−, y la Historia Antigua. En estas obras, paisajes como La crianza de Baco, la naturaleza sirve como fondo a la narración principal.

Durante los años cuarenta del siglo XVII el paisaje adquiere protagonismo y la naturaleza se convierte en elemento de reflexión sobre las vicisitudes humanas en composiciones, denominadas «paisajes heróicos», que le valieron a Poussin el calificativo de «pintor-filósofo».

La formación humanista y la erudición anticuaria de Poussin están presentes así mismo en el repertorio arquitectónico de sus pinturas, que ensalza la sencillez de la Antigüedad en obras como Paisaje con una tumba antigua y dos figuras o Paisaje con Orfeo y Eurídice.

Al convertir la naturaleza en un elemento principal, como en el Paisaje con un hombre lavándose los pies, la colocación de los personajes se hizo más compleja, demandando mayor profundidad espacial y una iluminación veraz propia de un escenario exterior. Esta inversión en la jerarquía tradicional de los géneros de la pintura, en donde el paisaje era de un rango inferior a la pintura de historia, le planteó nuevas exigencias artísticas. En obras como La tempestad la naturaleza alcanza el calificativo de «sublime», y se convierte así en precedente del paisaje romántico.

En definitiva, Poussin se convierte en uno de los mejores pintores clasicistas por su habilidad para narrar visualmente historias ejemplarizantes con absoluto dominio en el manejo de la perspectiva, la composición y la luz. El conjunto se ordena mediante una serie de diagonales −los brazos de las figuras y el camino son, en este sentido, motivos recurrentes− que guían la mirada por los diferentes planos que conforman el paisaje, desde las figuras del primer término hasta las montañas del fondo. Poussin consigue de este modo integrar magistralmente figuras, arquitectura y paisaje.

De forma progresiva, la presencia de la naturaleza fue adquiriendo mayor intensidad hasta llegar a los llamados «paisajes poéticos», realizados entre 1657 y 1665, año de la muerte del pintor, con un claro protagonismo de las formas naturales, escogidas por sus valores estéticos y simbólicos. Como ejemplo, las majestuosas encinas que aparecen habitualmente en los cuadros de Poussin no sólo sirven para enmarcar y ordenar la composición sino que también proporcionan valor moral, al ser símbolo de la fuerza y el coraje. En el mismo sentido, los álamos, árbol asociado al duelo, están presentes en el Paisaje con las cenizas de Foción. Una obra maestra de este periodo de madurez es el Paisaje con Diógenes.

En estas obras finales, Poussin profundiza en la relación del hombre y la naturaleza. Las pasiones y tragedias humanas se enmarcan en los ciclos de una naturaleza grandiosa e impasible, que recuerda al hombre su destino final. Poussin elabora esta alegoría moral combinando la herencia del pasado y la grandiosidad de la naturaleza. La belleza de los azules y verdes de la vegetación y el cielo, la extraordinaria calidad de la luz, la armónica disposición de las arquitecturas y los personajes hacen de la obra de Poussin uno de los pasajes más admirables de toda la historia del arte.

 


Fechas clave en la vida de Nicolas Poussin

1594. Nicolas Poussin nace en Les Andelys, villa de mercado a orillas del Sena, a unos 40 kilómetros de Ruán, en Normandía. Su familia, presuntamente de origen noble, no goza de buena posición económica. Es poco lo que se sabe de sus primeros años. Al parecer se educa en la lengua latina y los clásicos, experiencia que dejará una marca indeleble en toda su obra. En 1611-12 trabaja en Les Andelys con el artista tardomanierista Quentin Varin.

Hacia 1612. Poussin abandona la casa paterna y se dirige a París, posiblemente pasando por Ruán. Trata de colocarse con varios maestros, trabaja en el Poitou y hace al menos un intento de ir a Roma (llega hasta Florencia), pasando también algún tiempo en Lyon. La mala salud y la pobreza le obligan a regresar a París, donde en 1622 mejora su fortuna: con motivo de la canonización de Ignacio de Loyola y Francisco Javier, pinta seis lienzos para los Jesuitas. Esas obras llaman la atención del gran poeta italiano Giambattista Marino (1569-1625), que en ese momento se encuentra en París. Marino le encarga una serie de dibujos basados en las Metamorfosis de Ovidio, e impresionado por los resultados le invita a acompañarle a Roma. Previamente Poussin tiene que terminar un cuadro para Notre Dame.

1624. Llega a Roma, posiblemente pasando por Venecia. A juzgar por una de nuestras fuentes más antiguas, el médico papal y experto en arte Giulio Mancini, es su estilo veneciano lo que primero atrae la atención sobre él, juntamente con su erudición literaria y su talento para comprender "cualquier historia, fábula o poesía y expresarla después con el pincel, de la manera más acertada". Marino reside todavía en la ciudad cuando llega Poussin, y antes de partir para Nápoles, donde fallecerá en 1625, le recomienda al tesorero papal Marcello Sacchetti, quien a su vez le presenta ante Francesco Barberini, sobrino del papa Urbano VIII. Poussin conoce también al sobresaliente secretario de los Barberini, Cassiano dal Pozzo, que será la figura clave en su carrera temprana. La relación con los Barberini tendrá consecuencias muy importantes, pero de marzo de 1625 a diciembre de 1626 el cardenal Francesco Barberini es enviado (y Dal Pozzo con él) en misión diplomática a Madrid, dejando a Poussin sin protector ni mecenas. Poussin pinta muchas de sus primeras obras para el mercado, lo que explica su desigual calidad. Según uno de sus biógrafos (Sandrart), consisten principalmente en "bacanales, sátiros y ninfas tomados de Ovidio y colocados entre ruinas y paisajes". Se ve obligado a cambiar de domicilio con frecuencia, y comparte alojamiento con el escultor flamenco François Duquesnoy, con quien mide estatuas antiguas y empieza a formar sus ideas sobre el arte griego y romano. También estudia con modelos vivos, primero en el estudio de Domenichino y después en el de Andrea Sacchi, ambos representantes del estilo clásico, y hace excursiones a la Campagna romana con el joven Claudio de Lorena para dibujar de la Naturaleza. En 1626 -27 su carrera da un giro decisivo, cuando pinta, para el cardenal Francesco Barberini, La destrucción del Templo de Jerusalén y La muerte de Germánico. Esas composiciones, sumamente logradas en un estilo que combina el color veneciano con el dibujo rafaelesco, establecen un nuevo canon para la pintura clásica y anuncian las futuras hazañas de Poussin como pintor de historia. En 1628, gracias al apoyo de Cassiano dal Pozzo y Francesco Barberini, recibe el prestigioso encargo de pintar un cuadro de altar para San Pedro. Aunque Poussin pronto abandonará ese tipo de trabajos públicos para dedicarse a pintar cuadros de gabinete con asuntos tomados de las Metamorfosis de Ovidio, Tasso, la historia romana y la Biblia. En 1629 le encontramos viviendo con la familia de un cocinero francés, Jacques Dughet, que le cuida durante una enfermedad (probablemente sífilis). Contrae matrimonio con una hija de Dughet en 1630, y da clase a sus cuñados, uno de los cuales, Gaspard Dughet (1615-75), será un distinguido pintor de paisajes al estilo de los de Poussin. Un factor de importancia crucial en estos años es el profundo interés de Cassiano dal Pozzo por las ciencias naturales, así como por la cultura clásica y paleocristiana. Por su mediación Poussin conocerá asimismo los tratados de óptica del teatino padre Zaccolini y los escritos de Leonardo da Vinci. Aparte de los muchos temas mitológicos en paisajes inspirados por Tiziano que pinta para Cassiano en la década de 1620, entre 1635-42 Poussin ejecuta una serie excepcional de lienzos sobre los Siete Sacramentos, notables por su claridad, su erudición anticuaria y la pureza de sus entornos arquitectónicos. Esas mismas cualidades se encuentran en su pintura paisajística de esta época. En ocasiones Poussin colabora con el especialista en arquitecturas Jean Lemaire (1598-1659). Por esas fechas cuenta ya con una clientela de entendidos en Roma. Igualmente notable es que pinte una serie de bacanales para el cardenal Richelieu, y en 1636-37 un Paisaje con San Jerónimo encargado para la decoración del Buen Retiro, el palacio de Felipe IV en Madrid. Entre sus clientes franceses más destacados figuran el mariscal de Créquy, Phélypeaux de La Vrillière y Paul Fréart de Chantelou.

1640. En 1639 el surintendant des bâtiments, François Sublet de Noyers, le ofrece el puesto de premier peintre du roi. Poussin consigue aplazar el traslado a París hasta finales de 1640, donde es recibido por el cardenal Richelieu y Luis XIII. Los encargos oficiales no pueden ser más contrarios a sus hábitos de trabajo, ya que tienen por objeto cuadros de altar o grandes trabajos decorativos. La principal de sus tareas es la decoración de la Grande Galerie del Louvre. Mantiene sus relaciones con coleccionistas italianos, sobre todo con Cassiano dal Pozzo, y en 1642 marcha a Roma con el pretexto de ir a buscar a su mujer. La muerte de Richelieu en diciembre de 1642 y la del rey en mayo de 1643 le liberarán de sus obligaciones en la corte.

1642. De vuelta en Roma, Poussin se encuentra más solicitado que nunca. A la clientela italiana se añaden coleccionistas franceses. Entre éstos tendrá particular importancia el banquero Jean Pointel, residente en Roma entre 1645-47 y en 1654-55. Por la correspondencia conservada de Poussin con sus mecenas franceses, sobre todo con Chantelou, sabemos que siguió con preocupación los trastornos políticos de la Fronda (1648-53), que afectaron a muchos de sus clientes en Francia, y también la revuelta popular de Masaniello en Nápoles contra la opresión española (1647). Algunos estudiosos han querido ver posiciones políticas en sus paisajes. En muchas de sus cartas Poussin expresa una actitud vital acorde con las ideas de los neoestoicos, y también eso se ha considerado determinante para entender el tono serio e incluso severo de muchas de sus obras tardías. En 1648, al completar el gran ciclo de los Siete Sacramentos para Chantelou, que es una de las cimas de la pintura del siglo XVII, Poussin manifiesta su deseo de "convertir estos Siete Sacramentos en otras siete historias, en las que se representaran vivamente las más extrañas mudanzas que la fortuna haya jamás acarreado a los hombres". Se han relacionado esas palabras con obras como el Paisaje con un hombre muerto por una serpiente y el Paisaje con tempestad; en otros paisajes, sin embargo, hay una nota poética e idílica que algunos han calificado de panteísta. De lo que no cabe duda es de que los paisajes suscitan preguntas fascinantes sobre la actitud de Poussin hacia la vida y el arte.

1664. La esposa de Poussin fallece tras una larga enfermedad. El artista, que hacía años que pintaba cada vez con mayores dificultades por falta de pulso, abandona los pinceles y regala su inacabado Apolo y Dafne a Camillo Massimi.

1665. En enero escribe a su futuro biógrafo André Félibien lamentándose de sus achaques y diciendo que ya sólo piensa en prepararse para la muerte. Muere el 19 de noviembre de 1665, y recibe sepultura en su iglesia parroquial, San Lorenzo in Lucina, rodeado, según su biógrafo Bellori, de sus amigos y colegas artistas.

 

(Extracto del texto publicado en el catálogo de la exposición, firmado por Keith Christiansen, Conservador de Pintura Europea del Metropolitan Museum of Art de Nueva York).

 

En la imagen:
Nicolas Poussin (Les Andelys, Francia, 1594 – Roma, 1665)
Paisaje con Orión ciego buscando el sol, 1658
Óleo sobre lienzo. 119 x 183 cm
The Metropolitan Museum of Art, Nueva York, Fletcher Fund

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