Actualidad
13-05-24
Donación Colección Roberto Sáenz de Gorbea
Windsor Kulturgintza galería de arte
El coleccionista y galerista Roberto Sáenz de Gorbea dona al Museo de Bellas Artes de Bilbao un importante conjunto de obras de arte formado por pinturas, esculturas, fotografía y obra sobre papel. Procede de la colección reunida por la histórica galería bilbaína Windsor Kulturgintza, fundada por su padre en 1971. Este espacio fue a lo largo de casi medio siglo, protagonista destacado del panorama artístico en el País Vasco. Roberto, que fue su director a partir de 1981 y hasta su cierre en 2017, le imprimió una orientación decididamente contemporánea y estrechamente ligada a la escena artística vasca.
La donación está compuesta por más de doscientas pinturas, esculturas y un importante fondo de obra sobre papel de cerca de ciento cincuenta artistas. Incluye, además, el valioso fondo documental generado durante las casi cinco décadas en las que la galería mantuvo su intensa actividad. De gran valor historiográfico, estos materiales pasarán a formar parte de la Biblioteca y el Archivo del museo, añadiendo así una fuente primaria fundamental para el estudio del arte vasco contemporáneo.
Situada en origen en el número 10 de la calle Marqués del Puerto de Bilbao, Windsor inició su andadura en 1971 en el piso inferior de una elegante cafetería de aire tan inglés como su nombre. La afición al arte de su dueño, Miguel Sáenz, terminó por materializar un espacio para la exhibición y compraventa de pinturas y esculturas de artistas vascos: Aurelio Arteta, Francisco Iturrino, Ramiro Arrue o Benito Barrueta, entre otros, figuraron entre los primeros en ser expuestos. Esta galería tan singular pronto comenzó a ser frecuentada por coleccionistas y aficionados al arte, que hicieron de ella un punto de encuentro para compartir ideas e inquietudes. Entre 1977 y 1981, junto con las exposiciones artísticas, acogió otras iniciativas culturales, como recitales de poesía, conferencias, tertulias o presentaciones de libros.
La primera muestra profesional tuvo lugar en 1972 con una colectiva de artistas vascos -de Ignacio Zuloaga a Juan de Aranoa- ya entonces desaparecidos. A esta le siguió otra dedicada a los creadores locales que, como Arturo Acebal Idígoras, José Barceló, Ciriaco Párraga o Carmelo García Barrena, se mantenían en activo.
En 1977, Roberto Sáenz de Gorbea se incorporó a la gestión de la galería. Años después, en 1981, asumió su dirección y reorientó la línea expositiva hacia el arte contemporáneo y las promociones de artistas surgidas de la Facultad de Bellas Artes de Bilbao. Reformó, además, el espacio del local para adaptarlo a los modernos requerimientos expositivos y a las prácticas artísticas contemporáneas -video, instalaciones…- que se abrían camino en el arte vasco del momento. También actualizó el nombre de la galería, que pasó a denominarse Windsor Kulturgintza.
El catálogo de artistas representados por Sáenz de Gorbea incluyó nombres tan relevantes como Txomin Badiola, Darío Urzay, Jesus Mari Lazkano o, el más reciente, Kepa Garraza, entre otros. Junto a ellos, expusieron también creadores españoles como Joan Miró, Antoni Tàpies, Carmen Calvo, Luis Gordillo, José Manuel Broto o Guillermo Pérez Villalta.
En esta nueva etapa colaboró su hermano, el crítico de arte, docente e investigador Xabier Sáenz de Gorbea, cuya compañera, Sonia Rueda, donó al museo su archivo personal sobre historiografía artística del arte español y vasco contemporáneo en 2020.
En 1989 Windsor Kulturgintza se trasladó a un nuevo local en la calle Juan de Ajuriaguerra número 14, donde permaneció hasta su cierre en 2017.
Formada por más de doscientas obras de cerca de ciento cincuenta artistas, la donación Sáenz de Gorbea no es solo una representación fidedigna de la trayectoria profesional de la galería Windsor. Además, a través de la selección de autores y obras, ofrece un panorama representativo del arte que se produjo en el País Vasco principalmente durante las décadas de 1980 y 1990.
Por su singularidad dentro de la escultura vasca de posguerra, destaca el conjunto de obras de Ramón Carrera. Antiguo componente del grupo Emen, expuso por primera vez en Windsor en 1981 y se convirtió en un artista de referencia para la galería, que por primera vez daba entrada a la vanguardia vasca en su programación. De su misma generación es el pintor, profesor y ex director de la Fundación Oteiza Pedro Manterola. Entre las obras se encuentran también piezas importantes que ponen de relieve el protagonismo alcanzado por la escultura vasca en los años ochenta, con José Ramón Sáinz Morquillas como enlace intergeneracional. Pero si hay una figura de especial trascendencia para la galería es el pintor Iñaki de la Fuente.
La selección incluye obras de Txomin Badiola (expuso en la galería en 1982, 1984 y 1985), Pello Irazu (expuso en 1985), Ricardo Catania o Xabier Elorriaga, pero también hay ejemplos importantes de la pintura de esos años en los trabajos de Juan Luis Goenaga, Alfonso Gortázar, Daniel Tamayo, Darío Urzay o Alberto Rementería, por citar solo algunos nombres.
Francisco Ruiz de Infante, Alberto Oyarzabal, Alberto Peral, Paco Polán, Luis Candaudap, Edu López, José Ramón Amondarain, Manu Muniategi, Jon Mikel Euba, Pablo Milicua o Juan Ugalde, también con obras importantes en la colección, se incorporan a la escena artística vasca a comienzos de la década de 1990 y celebran también exposiciones individuales en Windsor.
Testimonio de la red de relaciones y apoyos que Roberto Sáenz de Gorbea y Windsor establecieron con otras galerías del Estado son las obras de Alfonso Albacete, Nacho Criado, Antón Lamazares, Curro González, Javier Baldeón, o Concha Jerez, también presentes en la donación.
El trabajo de las cada vez más numerosas mujeres que se fueron incorporando al arte estatal está espléndidamente representado en la donación con las piezas de Juana Cima, Clara Gangutia, Begoña Goienetxea, Carmen Isasi, María José Lacadena, Menchu Lamas, Iratxe Larrea, Carmen Olabarri, Merche Olabe, Leyre Ormaetxe, Mertxe Périz, Sonia Rueda, Dora Salazar o Rita Sixto.