Procesión de Viernes Santo en Oñati - Museo de Bellas Artes de Bilbao

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Procesión de Viernes Santo en Oñati

Myrbach-Rheinfeld, Felician von, Barón

Zaleszycki, Ucrania, 19/02/1853 - Klagenfurt, Austria, 14/01/1940

Acuarela sobre papel

62,6 x 46,1 cm

Myrbach (ángulo inferior derecho)

c. 1917-1922

Primera mitad de siglo XX

02/1

Legado de doña Rosa María de Gaztañaga Gorbea en 2002

"Nosotros no recordamos -escribía en El Nervión el poeta Ángel Ugarte Revenga en 1919 a propósito del amplio conjunto de obras que el barón de Myrbach presentaba en la bilbaína Sala Delclaux- que los tipos del país hayan sido tan fielmente observados por ningún otro artista extranjero, de los que han pasado por los salones de nuestra villa".

En unos años en los que Bilbao comenzaba su despegue artístico, se celebraban exposiciones de arte y un incipiente coleccionismo de pintura y escultura contemporáneos daba sus primeros pasos, Myrbach fue uno de los muchos artistas refugiados en la Península que se acercaron hasta Bilbao para probar suerte con sus obras. Precedido de sus anteriores éxitos europeos, y tras un periodo de trabajo en Barcelona, en 1917 se instaló en Algorta, donde, hasta comienzos de los años veinte, consiguió hacerse con una importante clientela que siguió con fidelidad cada una de las regulares presentaciones públicas de sus obras, principalmente acuarrelas y litografías, puntualmente reseñadas por la prensa local.

La única voz crítica que en esos años se alzó en contra de la obra, virtuosa de técnica y temáticamente muy comercial, de Myrbach fue la de Estanislao María de Aguirre, editor de la revista Arte Vasco y vinculado a la Asociación de Artistas Vascos, entidad que por entonces trataba de presentar en la ciudad las modernas tendencias artísticas. "A la Galería Delclaux -explicaba en 1920- vuelve el buen barón de Myrbach con sus cuadros de colegiala adelantada. El barón de Myrbach es un amateur infatigable de la pintura, aficionado a los viajes por añadidura y que no da reposo a su Kodak. En sus ocios colorea sus instan- táneas animadas y sorprendidas a la vulgar realidad. Ahora que, más que un artista, es el barón de Myrbach un gran psicólogo; pronto se ha dado cuenta del cariño con que el país admite las cosas de la tierra y ha poblado sus cuadros de aldeanos más o menos vascos. Añádase a esto el espíritu comercial de su técnica, la manera fácil y habilidosa de acuarelar y nada nos sorprenderá su éxito económico".

La acuarela del Museo fue una de las numerosas obras realizadas por Myrbach durante sus años de residencia en el País Vasco y fue probablemente fruto de una estancia de trabajo en Gipuzkoa de la que también guarda testimonio el Museo de Bellas Artes de Álava, que conserva la acuarela En el barranco de Aránzazu. Myrbach recrea aquí con detalle y pericia técnica la solemne salida de la procesión del Santo Entierro de la iglesia de San Miguel Arcárgel de Oñati (Gipuzkoa) -parte de cuya portada barroca permite ver la composición- y el momento en el que la comitiva, a la derecha, se dispone a enfilar las calles de la localidad. Depositada en una urna acristalada, la imagen yacente de Cristo, que llevan a hombros cofrades y autoridades religiosas ataviadas con casullas blancas, centra la composición, aunque el protagonismo de la escena corresponde a los diversos grupos sociales y humanos que asisten a la celebración religiosa. (Miriam Alzuri, 2009)

Bibliografía seleccionada

  • Últimas décadas del siglo XIX-primera mitad del siglo XX : de Cézanne a Léger : colección Museo de Bellas Artes de Bilbao [Cat. exp.]. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2009. pp. 34-37, n° cat. 6.