La maja del balcón - Museo de Bellas Artes de Bilbao

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La maja del balcón

Alenza, Leonardo

Madrid, 06/11/1807 - Madrid, 30/06/1845

Óleo sobre lienzo

73,5 x 61,5 cm

c. 1840

Segundo tercio de siglo XIX

69/153

Legado de don Laureano de Jado en 1927

Una vistosa manola se asoma a su balcón, acodada en la barandilla, junto a una cortina descorrida. De la penumbra de la estancia surge la figura de la vieja celestina, atenta al acecho provocador de su joven protegida. La maja luce sus encantos bajo su ajustada basquiña, de generoso escote y su acampanada falda de vuelo. Cubierta con una mantilla de blonda negra sujeta al pelo por una peineta adornada con flores, deja ver sus sensuales brazos desnudos, adornados con llamativos brazaletes, sujetando el abanico con la mano izquierda.

En el Madrid romántico, las majas y las manolas fueron la personificación por excelencia del casticismo femenino desde que quedaran inmortalizadas en los sainetes de don Ramón de la Cruz, como reacción popular a las ingerencias extranjeras de modas y costumbres implantadas por la dinastía borbónica en la Corte desde el siglo XVIII, que curiosamente provocaron la imitación de sus trajes y hábitos entre las damas de la alta sociedad cortesana. Pertenecientes a las clases más humildes de la Villa y Corte. Se trata de mujeres que, con carácter arrogante, genio garboso y su plante descarado y desenvuelto, jugaban al equívoco y a la confusión sobre su condición de hembras seductoras sin recato, a un paso de la prostitución; oficio al que acababan dedicándose muchas de ellas, acompañadas casi siempre por sus acechantes celestinas.

Así, los cuadros de majas acompañadas de sus viejas alcahuetas, sorprendidas en escenas de galanteo furtivo e interesado o a la espera de conquista, fueron argumento predilecto de los pintores costumbristas del Romanticismo Madrileño que siguieron la estela de Goya, popularizando enormemente las escenas de esta raza de mujeres de trapío, que el aragonés había mostrado en su vertiente más amarga y crítica, transformada por estos artistas en una visión más pintoresca y castiza de los cuadros de costumbres populares que inundaron el Madrid romántico, y que tuvieron su máximo exponente en la obra de Leonardo Alenza y Eugenio Lucas (1817-1870).

Precisamente a este último artista ha sido atribuido tradicionalmente este lienzo, ya que, en efecto, son muchas las pinturas de Lucas con este argumento en sus más diferentes vertientes, aunque resueltas siempre, sin embargo, con modelos femeninos bien distintos, de indumentarias mucho más vistosas y recargadas, a la moda goyesca, respondiendo siempre a un prototipo bien definido de esta iconografía, muy característico de este pintor.

Por el contrario, el tipo de mujer que presenta este lienzo, de facciones redondeadas, brazos anchos, torneados y mórbidos, contornos sensuales y curvos, siempre envueltas en mantilla negra, y una amplia falda acampanada, responden al arquetipo más típico de las majas y manolas que inundan la obra de Alenza en innumerables pinturas, acuarelas, dibujos y grabados, aunque casi siempre de dimensiones mucho más reducidas.

Precisamente su tamaño hace bastante excepcional este lienzo en la producción de este pintor y explica en cierto modo su atribución tradicional a Lucas, así como la amplitud de su técnica, de toque ancho y vibrante, de gran riqueza pictórica, que le permite mucha mayor libertad y frescura que en las pequeñas pinturas más características y conocidas de Alenza.

El inusual tamaño del lienzo permite a Alenza conceder mayor rotundidad al modelado de la figura de la joven, de volumen muy definido, destacando la blancura sensual de sus carnaciones con el haz de luz que recorta su figura de la penumbra del interior, en la que permanece agazapada la alcahueta. El gesto de la maja, serio y absorto, dirigiendo sus enormes pupilas a la calle al acecho de galanes en busca de distracción, concede a esta pintura una intensidad dramática y expresiva poco habitual en la obra del pintor, que mantiene sin embargo aquí su gusto por las composiciones sencillas, de gran sobriedad, reducidas a los elementos esenciales para dar sentido argumental a sus cuadros de costumbres, dispuestos en planos simples y marcados, como el gran cortinaje medio descorrido, de diseño extremadamente simple en el doblez de sus pliegues, de una cálida entonación ocre, muy característica de este pintor. (José Luis Díez)

Bibliografía seleccionada

  • Plasencia, Antonio. Catálogo de las obras de pintura y escultura del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Bilbao, Imprenta Provincial, 1932. p. 52, n° cat. 209. (Con el título Una maja al balcón, y atribuido a Eugenio Lucas)
  • Gaya Nuño, Juan Antonio. La pintura española en los museos provinciales. Madrid, Aguilar, 1964. pp. 294-296, n° cat. 81.
  • Lasterra, Crisanto de. Museo de Bellas Artes de Bilbao : catálogo descriptivo : sección de arte antiguo. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 1969. p. 69, n° cat. 153. (Con el título La maja del balcón, y atribuido a LUCAS PADILLA, Eugenio).
  • Arnáiz, José Manuel. Eugenio Lucas : su vida y su obra. Madrid, M. Montal, 1981. n° cat. 478.
  • Eugenio Lucas, 1817-1870 [Cat. exp.]. Zaragoza, Museo e Instituto de Humanidades Camón Aznar, 1984. p. 29, n° cat. 13.
  • De Goya a Gauguin : el siglo XIX en el Museo de Bellas Artes de Bilbao [Cat. exp.]. Salamanca, Caja Duero, 2006. pp. 60-63, n° cat. 8.
  • De Goya a Gauguin : el siglo XIX en el Museo de Bellas Artes de Bilbao [Cat. exp.]. Valencia, Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana ; Caja Duero, 2006. pp. 60-63, n° cat. 8.
  • De Goya a Gauguin : el siglo XIX en el Museo de Bellas Artes de Bilbao [Cat. exp.]. Salamanca, Caja Duero, 2007. pp. 60-63, n° cat. 8.
  • De Goya a Gauguin : el siglo XIX en el Museo de Bellas Artes de Bilbao [Cat. exp.]. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2008. pp. 146-149, n° cat. 15. (Con el título La maja del balcón)
  • Goya : estampas de invención : Caprichos, Desastres, Tauromaquia y Disparates [Cat. exp.]. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2012. p. 65.