Pelea de gallos - Museo de Bellas Artes de Bilbao

Comprar imagen

Pelea de gallos

Anónimo japonés. Siglo XVII

Tinta y oro

34,6 x 42,3 cm

Sello del artista sin identificar

Siglo XVII

82/731

Donación de doña María de Arechavaleta, de la colección de don José Palacio, en 1953

Esta pequeña pintura de género de comienzos del periodo Edo muestra el gusto de la época por las representaciones de las diversiones cotidianas. En este caso se trata de una pelea de gallos contemplada por un grupo de samuráis, identificados así porque portan espadas. Aunque el sello del artista, que aparece en la esquina inferior derecha, no es legible, su estilo nos remite a la escuela Kano del siglo XVII. La pintura es, sin duda, de un autor de talento, como puede apreciarse en el colorido y en la destreza técnica para representar cada hoja del retorcido pino o incluso la veta de la madera del edificio. Lo más llamativo de la obra es su temática. Estos episodios placenteros y lúdicos, tratados de manera muy descriptiva, nos remiten al gusto por la cultura del mundo flotante que floreció en la etapa Genroku (1688-1703) y que constituyen el antecedente pictórico del grabado ukiyo-e. En cierto modo, podemos afirmar que, a medida que la cultura urbana se fortalecía, el arte de la pintura se trasladó desde la clase de los samuráis hasta la burguesía formada por comerciantes y artesanos, con formatos más reducidos. Finalmente el grabado abrió aún más el mercado del arte a las escenas de género. En este sentido, es posible que José Palacio, que sentía predilección por el grabado japonés, eligiera esta delicada pieza no sólo por su innegable calidad sino por su interés de tener en la colección una pintura anterior al florecimiento del grabado en color nishiki-e.
Como es habitual en la pintura nipona, esta obra está trazada desde un punto de vista elevado, que permite una visión panorámica de la escena, enmarcada por las diagonales que producen los elementos arquitectónicos, cuyos materiales --la madera de las vigas, el papel de los shoji y los tatami-- producen un efecto de ordenación modular. Dos samuráis dirigen el combate de aves, un gallo negro y uno blanco, mientras que otros tres contemplan la escena, que resulta muy colorida por los tonos de los ropajes, ornamentados con emblemas heráldicos o mon, y con diseños textiles muy imaginativos, algunos geométricos y otros figurativos. Quizá fruto de la casualidad, uno de los espectadores lleva estampadas en el kimono unas calabazas y otro decora el suyo con un popular diseño, que se utiliza en la actualidad, llamado seikaiha, que consiste en la repetición de unas olas esquemáticas. No obstante, resulta curioso que la primera definición literaria de la estética del mundo flotante, la novela Ukiyo monogatari (1661) de Aisai Ryoi, aludiera a la deliciosa inseguridad de la vida en esta gozosa época en la cual la gente, mecida por el vaivén de las olas de la incertidumbre, vive pletóricamente el día a día como una calabaza a merced de las olas. Los samuráis de esta pintura parecen abandonarse a las lúdicas diversiones del mundo flotante en una época sin guerras tras la unificación de Japón por el clan Tokugawa, el periodo Edo. (David Almazán, 2014)

Bibliografía seleccionada

  • Pereda, Arantxa. La Colección Palacio : arte japonés en el Museo de Bellas Artes de Bilbao [Cat. exp.]. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 1998. p. 24, n° cat. 3.
  • Zugaza, Miguel ... [et al.]. Maestros antiguos y modernos en las colecciones del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Bilbao, Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2001. p. 88.
  • Arte japonés y japonismo [Cat. exp.]. Bilbao, Bilboko Arte Ederren Museoa-Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2014. pp. 233, 237-238, n° cat. 51.
  • Bilboko Museoaren alfabetoa = El alfabeto del Museo de Bilbao = The alphabet of the Bilbao Museum = L'alphabet du Musée de Bilbao [Cat. exp.]. Bilbao, Bilboko Arte Ederren Museoa-Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2018. pp. 143, 149, n° cat. 66.