Ellas VIII: Lorea Alfaro con María Blanchard - Museo de Bellas Artes de Bilbao

Ikuspuntuak

Ellas VIII: Lorea Alfaro con María Blanchard

Femme assise (Mujer sentada), c. 1928

Alfaro se fija en los lugares no definidos de la obra de Blanchard, en donde la autora antes de hablar emborrona creando espacios, dobleces e intersecciones casi tan importantes como la pincelada segura. Alfaro, acompañada de Isabel de Naverán, enumera lo que la referencia es para ella, ahora, aquí, cuando la referencia son los afectos, y los afectos referencias.

Idioma/s:

Castellano / Euskara / English

Lugar:

Proyecto digital. Web y canal de YouTube del museo

Para quién:

General

  • Cine y vídeo
  • Digitales & Multimedia

 

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Créditos

Coordinación y dirección del proyecto: Mª Victoria Antoñanzas y César Ochoa. Departamento de Educación y Acción Cultural. Museo de Bellas Artes de Bilbao
Dirección artística y montaje: Tamara García Iglesias
Montaje técnico y color: Maialen Sarasua Oliden y Olaia Nogales
Cámara: Alain García
Sonido directo: Iñigo Azkue
Subtítulos y transcripciones: Paula Gómez y Júlia Gaitano Mendizabal
Artista: Lorea Alfaro

Duración: 11′ 04»

Sobre la invitada

Lorea Alfaro (Estella, Navarra, 1982)

Lorea Alfaro es artista. En 2014 puso en marcha L/\. Una marca hueca, L/\ (3l3a), como manera de crear un entorno protegido para generar imagen. Su trabajo se caracteriza por dejar aparecer una belleza tranquila, desnuda y directa. Algunos de sus proyectos recientes son do mess with me, Artium (Vitoria, 2021); NLB, Museo de Navarra (Pamplona, 2021); No lo banalices, Galería CarrerasMugica (Bilbao, 2018); <3 S P S <3, Tabakalera (San Sebastián, 2017); Tú, Fundación Museo Jorge Oteiza (Alzuza, 2017) o los trabajos en colaboración con el artista Jon Otamendi: High seas, MDT (Estocolmo, 2022); 2020, Fundació Joan Miró (Barcelona, 2021); Ven a mi cara, Galería CarrerasMugica (Bilbao, 2020); El mundo o nada, Galería Moisés Pérez de Albéniz (Madrid, 2017).

Sobre la obra

Femme assise (Mujer sentada), c. 1928

María Blanchard

La imagen de la costurera, que sostiene las labores de tela entre las manos, y junto a la que descansa un cesto sobre la cercana mesa, surge en varias otras composiciones, al tratarse de una joven de su entorno más cercano. Sitúa a esta figura en un espacio comprimido, en el que, por medio de formas estructuradas simples, traza la imagen a la que impregnan la tristeza y abatimiento de su estado depresivo; es como un espejo de su existencia, un testimonio íntimo de una vida que se le escapa.


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