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Alegiak
Una conversación con Daniel Tamayo
En esta nueva temporada de Canal Sonoro, nos acercamos al proyecto "Alegiak", donde el artista Daniel Tamayo ha creado 100 ilustraciones para una edición en euskera de las fábulas de Félix María de Samaniego.
Fechas:
18-02-2025 31-12-2025
Idioma/s:
Castellano
Lugar:
Web. Proyecto multimedia
Para quién:
General
- Digitales & Multimedia
Hablamos con el artista Daniel Tamayo sobre el proyecto Alegiak y la iconografía que ha generado para esta nueva edición de las Fábulas de Félix María de Samaniego. Un proceso de ilustración que describe como un desafío y con el que ha conseguido un magnífico ejercicio de reinterpretación de este clásico desde la contemporaneidad.


Daniel Tamayo
A finales de la década de los sesenta Daniel Tamayo inició estudios de aparejador -que abandonó pronto- y tuvo una corta experiencia como dibujante publicitario. Entre 1969 y 1970 estudió diseño, dibujo y pintura en la escuela Massana de Barcelona. Residió durante breves periodos en Londres y París hasta que, en otoño de 1970, ingresó en la primera promoción de la recién creada Escuela de Bellas Artes de Bilbao. Tras esta formación, comenzó a compatibilizar la docencia con su carrera artística y en 1980 se convirtió en profesor de Pintura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco, actividad que desarrolló hasta 2021.
Tras un comienzo influido por la figuración pop y por referentes contemporáneos del arte español como Luis Gordillo, Tamayo construyó una entidad artística reconocible. El dibujo geométrico, las formas de carácter objetual y el cromatismo intenso en tintas planas conformaron un código con el que narrar un mundo complejo en escenarios imaginarios.
Como él mismo reconoce, a partir de su labor como profesor de la asignatura de Metodología y Proyecto Pictórico: “mi experiencia en proyectar objetos dentro de recintos reales mediante la aplicación del dibujo lineal, de la perspectiva, del grafito con el coloreado de acuarela, del fotomontaje… me sensibilizó hacia la belleza de las formas tridimensionales”. De este modo, a comienzos de la década de 1980 se interesó por la tridimensionalidad, introduciendo elementos geométricos y arquitectónicos en paisajes con un horizonte alto en los que los objetos y signos de su amplio imaginario son contemplados a vista de pájaro.
En estos panoramas, Tamayo propone una visión de conjunto y, a la vez, detener la mirada en los numerosos elementos que los integran, para que sea el espectador quien, finalmente, componga su propio relato. El lienzo se llena así de imágenes procedentes de las más variadas expresiones culturales: del arte primitivo, el mundo infantil y la animación, la geometría, los alfabetos, los grafiti, la imaginería religiosa, las miniaturas, la artesanía, el folclore, el circo, la publicidad, el diseño, el cómic, la literatura… Potencialmente todo sirve para ser transformado en una narración abigarrada y fantástica que recuerda a los pintores italianos y flamencos del siglo XV -Ucello, Fra Angelico, Brueghel…-. El propio pintor ha desvelado que la visión de adolescente de El jardín de las delicias del Bosco en el Museo del Prado determinó su gusto por la narrativa pictórica de carácter fantástico.