"Los detalles son increíbles, se ven hasta los pliegues de la ropa"

La cordobesa Inmaculada elige 'La resurrección de Drusiana', obra del Maestro de San Nicolás, en el Bellas Artes
Un reportaje de Maite Redondo | Foto: Oskar González
Jueves, 12 de julio de 2018
Inmaculada lleva más de diez minutos delante de La resurrección de Drusiana, del Maestro de San Nicolás. El cuadro está colgado en la Sala BBK del Bellas Artes de Bilbao y forma parte de la exposición 110 Años 110 Obras que presenta el museo con motivo de la celebración de sus once décadas el próximo 5 de octubre.
Inmaculada, visitante
"Me parece increíble cómo este artista de la pintura hispano-flamenco plasmó todos los detalles en esta obra. Se percibe hasta el más mínimo detalle en todo el cuadro. ¡Si se ven los pliegues de la ropa, los rizos de los cabellos, incluso las hojas de las plantas!", exclama esta cordobesa, que está pasando unos días en el Balneario de Areatza y que ayer decidió acercarse a la pinacoteca bilbaína.
Maestro de San Nicolás
La resurrección de Drusiana, c. 1475
Para Inmaculada, el cuadro es una auténtica joya. Y sabe lo que dice, porque ella pinta, "aunque no me dedico profesionalmente a ello", aclara. Pero este óleo ha conseguido captar toda su atención. "Me gusta dedicarle tiempo a las obras, hay gente que pasa rápidamente por los cuadros y los ve en unos segundos. Yo necesito mucho tiempo para ver los colores, las texturas, las pinceladas... Este es maravilloso", considera.
Para ella, es su primera vez en el Bellas Artes, una visita de la que no se arrepiente en absoluto: "Por supuesto, he leído muchísimo sobre esta pinacoteca, me gusta mucho preparar las visitas. Pero no había tenido la oportunidad de visitarla". Según la tradición cristiana, Drusiana fue una de las personas favorecidas por el apóstol San Juan quien invocó el auxilio divino y Drusiana, que era llevada a enterrar, se levantó y echó a andar, ante la estupefacción de todos. En la imagen del Maestro de San Nicolás (activo en Burgos entre 1463 y 1490), el colorido es muy vivo, especialmente en los rojos y verdes.
Junto con las otras dos tablas del mismo autor conservadas en el museo, ésta debió de pertenecer a un gran retablo dedicado a la vida del santo.