"La imitación que el bronce hace de la madera del timón es increíble"

La cartaginesa Paz Sáez escoge la pieza 'El timonel' de la exposición '110 Años 110 Obras' de la pinacoteca

Un reportaje de Ruben Olveira Aranjo   |   Foto: José Mari Martínez
Jueves, 13 de septiembre de 2018

El mar. Dicha de algunos, penuria de tantos... Tan exigente como generoso, tan peligroso como hermoso. El pueblo vasco conoce bien su precio y, con mejor o peor gana, lo acepta con el estoicismo de El timonel de Quintín de Torre. Con la vista al frente contra viento y marea, otea el horizonte mientras Paz Sáez, una cartaginesa de visita en el Bellas Artes, analiza su bronceada figura. "Es muy realista aun sin dejar de ser una obra moderna", observa sin apartar la mirada

Paz Sáez, visitante cartaginesaRemera en su tierra de una embarcación dragon boat junto a toda una cuadrilla de mujeres, Paz es la primera vez que viene a Bilbao. Pudiera decirse que está realizando un viaje artístico, ya que el Bellas Artes es el cuarto museo de la villa que visita -los otros han sido el Guggenheim, Arkeologi Museoa y Euskal Museoa-. Sin embargo, asegura que el motivo principal es mucho más banal: "En realidad vengo huyendo del calor", sonríe.

Preguntada por cuál de los centros artísticos bilbaínos le ha gustado más, Paz asegura que es una elección imposible -al menos de confesar-. "Los museos son como los hijos: una ya es abuela y no se puede preguntar a una madre qué hijo le gusta más".

Quintín de Torre
El timonel, c. 1913
Aunque en lo referente a las obras de arte dice que sucede lo mismo, Paz se quedó extasiada con El timonel de Quintín de Torre, una obra enmarcada dentro de la exposición 110 Años 110 Obras por el 110 aniversario del Museo de Bellas Artes de Bilbao. "La imitación que el bronce hace de la madera del timón es increíble". Y su opinión no es la de cualquiera. Remera, amante de la mar y la escultura y madre además de un hijo escultor, Paz confiesa que le ha parecido una obra "impresionante": "Sencillamente, me encanta". Respecto a la muestra de la pinacoteca, Paz solo tiene palabras de felicitación por esta selección. "Siento la evolución del arte a través de las obras de cada época".

Longevo y prolífico, Quintín de Torre esculpió retratos, temas costumbristas y sociales, imaginería religiosa... Su Monumento al maestro Aureliano Valle se yergue cerca del museo. Se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao, y en 1902 viajó a París. Allí conoció el arte de Rodin, pero le influyeron más los bronces de tema minero del belga Constantin Meunier. Torre combinó estos estímulos con la talla en madera y el policromado, técnicas que contribuyó a recuperar.

No fue vanguardista, pero sus piezas siguen vivas y expresivas, por su rotunda volumetría y naturalismo; si bien algunas delatan cierta idealización próxima al quattrocento italiano o a la imaginería barroca. El timonel difiere de ellas, pues es creación temprana que delata aún el impacto de lo visto en Francia. Recuerda a los mineros de Meunier, si bien la expresión circunspecta y las formas ondulantes y un tanto colosalistas lo aproximan a Rodin.