"Mi destino era ser redera, pero yo quería estudiar"

Josune Ariztondo habla de 'Mujeres del mar', de Gustavo de Maeztu, obra del Museo del Bellas Artes de Bilbao

Un reportaje de Maite Redondo   |   Foto: José Mari Martínez
Sábado, 15 de septiembre de 2018

La directora de la Fundación Bilbao 700 Josune Ariztondo lo tiene muy claro. Cuando se le pide que seleccione una de las 110 obras que conforman la exposición que el Bellas Artes de Bilbao presenta hasta este martes en el marco de la celebración de sus 110 años, no lo duda. Se detiene ante Las mujeres del mar, (1916), de Gustavo de Maeztu. "He elegido este cuadro por razones obvias, soy mujer y creo en la fuerza de las mujeres y muy especialmente en la de las pescadoras. Mi familia es arrantzale, trabajaban con las redes, en la venta del pescado, en la limpieza, en las cestas... Ha sido mi mundo de la niñez y adolescencia, por lo tanto, tengo que confesar que este cuadro, en el que estas mujeres ocupan prácticamente todo el primer plano, en un paisaje evo¬cador, es uno de mis favoritos de la colección del museo".

Josune Ariztondo, directora de la Fundación Bilbao 700La obra de Maeztu le trae muchos recuerdos de su localidad natal, Ondarroa, de las largas mañanas y hermosos atardeceres contemplando el mar, del Puerto donde las mujeres tejían las redes... Ariztondo lleva incluso en su móvil una fotografía de su ama, cuando era joven, tejiendo las redes en el puerto. "En este cuadro los colores son de mar, Maeztu utiliza mucho el azul y el verde. Además, hay mucho granate, que es el color con el que en esa época y muchos años más tarde, se pintaban las redes. Se compraban en color blanco, de hilo, y había unos lugares, donde se teñían y se seca-ban. Despedían un olor muy característico, como alquitrán".

Un mundo que Ariztondo, que fue secretaria general de la ejecutiva de EAJ-PNV (2000-08) y diputada de Cultura de Bizkaia (2008-15), ha conocido muy bien. "Mi aita y uno de mis hermanos han sido arrantzales, este hasta que se ha jubilado. Y con eso ha acabado la saga de pescadores en mi familia. Pero, mi des-tino, entre comillas, era ser redera, ocuparme como había hecho mi ama de la venta del pescado del barco, de la compra y venta de utensilios que acompañaban a la mar...". Un destino que no le convencía demasiado a Ariztondo. "Yo quería por encima de todo estudiar. En mi casa solían contar que los dos hermanos mayores estábamos llorando, yo porque quería estudiar y el otro, porque no quería (se ríe). Mis padres han dado siempre mucho valor a la formación; mi ama, que vio sus años de escuela truncados por la guerra, siempre apreció el valor de la cultura. Y dijeron: Si la chica quiere estudiar, que estudie. Ya llegará el tiempo, a los 16 años, que vaya a la mar". Pero llegaron los 16 y Josune Ariztondo no cejó en su empeño de ir a la universidad, decantándose por Químicas.

"Al acabar la carrera, había muy poca gente de ciencias que fuera euskaldun. Me metí en el mundo de la enseñanza a probar y me gustó tanto, que permanecí en él 20 años. Por esa vía entré en el mundo de la cultura vasca y el salto a la política lingüística fue natural".

Gustavo de Maeztu.
Las mujeres del mar, 1916
Pero nunca ha dejado de admirar a esas mujeres de la mar, como las del cuadro de Maeztu, como las de su familia, mujeres fuertes, que han afrontado con valentía la vida. "Cuando los hombres paraban en invierno, porque no se pescaba, se pasaban todo el día en el barco pintando, arreglando... Era la madre la que gobernaba todos los aspectos de la familia y eso las ha hecho especialmente fuertes", explica Ariztondo.

SU RELACIÓN CON EL MUSEO

De adolescente Josune Ariztondo empezó a visitar "no el Bellas Artes sino el museo, como se conocía". Para entonces, muchos de los artistas que tenían obra en la pinacoteca ya le resultaban cercanos. "A Ondarroa venían muchos pintores en verano; he crecido viendo pintando en el puerto, en la zona de la ría, en el Puente viejo... Cuando veía además láminas de cuadros de ciertos artistas, por ejemplo, de Arteta, mi abuela me decía: esta chica que aparece es nieta de una conocida o el padre de... Ricardo Bastida tenía un chalé también en Ondarroa, de hecho, alguna de sus hijas se casó con un ondarrés, y tenía obra de Arteta. La solíamos mirar entre rendijas. Recuerdo una Romería, era un mural que cuando se derribó el chalé para hacer viviendas, la familia lo trajo al Museo de Bellas Artes. Ahora está en depósito".

Años más tarde, visitaría el museo como diputada de Cultura: "Fueron unos años difíciles, en plena crisis, entre 2008 y 2015, durante dos legislaturas, pero el museo era y sigue siendo una apuesta fuerte para la Diputación, que además ha sido una de sus instituciones fundadoras. Mucha obra del Bellas Artes es propiedad de la Diputación".

EL AUTOR

Gustavo de Maeztu (Gasteiz, 1887-Lizarra, 1947) nació en una familia acomodada, aunque la muerte de su padre fue un gran batacazo. Hermano del escritor Ramiro de Maeztu, se trasladó muy joven a Bilbao, sus primeros años escolares (y de su hermana María) los realizó en la Escuela de Concha de la capital vizcaína, donde su madre, Juana Whitney abrió una academia de idiomas para señoritas, la escuela anglo francesa. María Maeztu trabajó unos años como maestra en la Escuela de Párvulos del barrio de las Cortes. Ramiro aprendió los rudimentos de su arte de la mano de los pintores Lecuona y Losada y participó en proyectos de envergadura, como la Asociación de Artistas Vascos.