"Nos fascina la mirada de esta Sagrada Familia"

Esmeralda Sacristán y Aurora Arcos eligen una obra de Joan Gossart

Un reportaje de Maite Redondo   |   Foto: Oskar Gonzalez
Sábado, 4 de agosto de 2018

Saben lo que quieren y no están dispuestas a perder el tiempo en otras obras de arte. Esmeralda Sacristán y Aurora Arcos han llegado al Museo de Bellas Artes para disfrutar de la exposición 110 Años 110 Obras y se paran solo en los cuadros que les interesa. "Somos de una generación que además de hacernos los selfis en los museos, nos gusta detenernos y fijarnos en las obras de arte, en las pinceladas de los artistas, en los colores. Eso sí, solo en los cuadros que nos gustan", explican estas madrileñas, mientras no pierden detalle de uno de ellos: La Sagrada Familia, de Jan Gossart, llamado Mabuse.

Esmeralda Sacristán y Aurora Arcos, visitantes madrileñas"Algunos cuadros los pasamos de largo, pero otros captan nuestra atención. Este es uno de ellos, no conocíamos al artista, pero nos parece maravilloso. Hemos visto otras obras de creadores flamencos de la misma temática, pero los personajes son feotes, no tienen esta ternura en la mirada", explican Esmeralda y Aurora. Para ellas, no es la primera visita a Bilbao, pero sí es su primera vez en el Bellas Artes. "Hace un tiempo vinimos al Guggenheim, no nos dio tiempo de conocer esta pinacoteca y ahora hemos decidido volver y visitarla".

Jan Gossart
La Sagrada Familia, c. 1525-1530
Entre viajes a otras localidades vizcaínas, como Gernika y Bermeo, estas madrileñas disfrutan con el arte. "Yo he estudiado dos años de Bellas Artes y mi amiga pinta cuadros a nivel aficionado, así que nos gustan mucho las exposiciones. En Madrid, vamos cada vez que podemos", explican. ¿Por qué les ha fascinado La Sagrada Familia? "La luz, los ojos, la sutileza del velo de la Virgen... Si nos tendríamos que quedar con un cuadro de los 110 que conforman esta exposición, sería este. El arte te cautiva y este nos ha cautivado", exponen.

En esta pintura, Gossart representa a la Sagrada Familia en un interior palaciego decorado con motivos arquitectónicos renacentistas; al fondo, a través de un vano, se divisan unas ruinas clásicas. La Virgen, tocada con un velo transparente de minuciosos plegados, acoge en sus brazos al Niño Jesús, de influencia miguelangelesca, mientras San José mira al frente. La madre, contemplando a su hijo con ternura, le ofrece una rosa, símbolo de sufrimiento.

Gossart está reconocido como el importador del estilo italianizante a Flandes; es patente en sus obras, una clara diferencia entre el antes y el después de su estancia en Roma, aunque su estilo conservó siempre detalles flamencos.