"El cuadro 'Cabeza de toro muerto' tiene una gran fuerza, consigue atraparte"

La Pintura del artista Luis Fernández es una de las favoritas en el Bellas Artes del polaco Woitek Ciaston

Foto: Oskar González
Domingo, 5 de agosto de 2018

Todavía no ha terminado de ver la exposición, pero el polaco Woitek Ciaston se confiesa impresionado por Cabeza de toro muerto, un cuadro de Luis Fernández (Oviedo, 1900-París, 1973). Se podría decir que este turista es un asiduo al Bellas Artes, las dos veces que ha estado en la capital vizcaína ha aprovechado para visitar la pinacoteca. Woitek Ciaston, visitante polaco "Lo confieso, prefiero a los artistas del siglo XX a los de épocas anteriores y a los más contemporáneos. Respeto todas las propuestas artísticas, pero no soy de los que van a las ciudades y se meten un gran atracón de arte. Selecciono y veo lo que me apetece", explica este polaco, que ha viajado desde Varsovia para disfrutar de un par de días en la capital vizcaína junto a su mujer. "Tras nuestra estancia en Bilbao, iremos a conocer San Sebastián", explica. Confiesa que nunca había oído hablar del pintor asturiano Luis Fernández, "aunque voy a buscar información de él, porque este cuadro tiene una gran fuerza. Despide energía".

EL AUTOR

Luis Fernández
Tête de taureau mort (Cabeza de toro muerto), 1939
Cabeza de toro muerto (1939) fue adquirida en 1982 por la pinacoteca bilbaína. No es éste el único cuadro de la época de Luis Fernández que tiene una gran deuda con el Guernica de Picasso, amigo y admirador del pintor, al tratar el mismo tema con una simbología casi coincidente.

El museo bilbaíno también adquirió en 2002 Corrida de toros, una pintura de Luis Fernández realizada en 1940 durante su exilio en París, que supone también una buena muestra de la influencia del Guernica, de Picasso, en los artistas de su entorno. La obra de Fernández plasma con gran expresividad la figura de un toro corneando a un caballo, en una reinterpretación muy libre de los elementos simbólicos del Guernica. El cuadro fue adquirido por la pinacoteca a una galería madrileña en 2002 por 150.000 euros. El pintor asturiano Luis Fernández atravesó tantas etapas estilísticas que no se deja etiquetar. Formado en 1924, viajó a París, donde desarrolló toda su carrera. Hacia el final de la Guerra civil, desató una figuración expresionista, violenta y sanguinolenta, como se aprecia en este cuadro.