"Esta obra habla sobre la libertad con este pájaro encerrado"

Santiago Ponce y Amara Müller escogen 'El cazador' de la exposición '110 Años, 110 Obras' de la pinacotecA
Un reportaje de Ruben Olveira Aranjo | Foto: José Mari Martínez
Martes, 18 de septiembre de 2018
Humor, miedo, amor, alegría... El arte solo es arte si tiene una expresión, si transmite emociones. O al menos, así lo piensan Santiago Ponce y Amara Müller, una pareja de Fráncfort que durante la semana pasada se acercó al Bellas Artes. Estuvieron en Bilbao de vacaciones, "en un viaje de arte", aseguraron. Al fin y al cabo, ella también es artista. "Sobre todo, pinto cuadros clásicos, es lo que más me gusta".
Santiago Ponce y Amara Müller, visitantes A pesar de ello, Santiago y Amara se animaron a comentar El cazador, uno de los cuadros que formó parte de la exposición 110 años, 110 obras que el Bellas Artes ha presentado este verano con motivo de las once décadas que lleva abierto a la sociedad. DEIA celebra el aniversario presentando la importante colección de la pinacoteca de la mano de los propios visitantes.
"Sobre La Libertad" "Para nosotros, este cuadro habla sobre la libertad, representada en ese pájaro encerrado", coincidieron. Sin embargo, no se pusieron de acuerdo en otra de las figuras del lienzo: mientras que ella cree que se trata de un ser humano, él opina que es un falo. Por eso están de acuerdo en que toda la obra tiene que ver, ya se más explícita o más implícitamente, con la noción de intersexualidad: "Hay figuras fálicas, pero también nos parece ver una vagina". En general, a Amara esta obra le recuerda al surrealismo de Dalí. "Soy más de los clásicos, me gusta mucho su arte".
Óscar Domínguez
El cazador, 1933 Devoradora de museos y galerías, Amara recomienda a quien se anime a visitar centros artísticos elegir unas pocas obras y dedicarles el tiempo que se merecen. "Cuando visito una exposición busco cuáles son los que más me interesan y me quedo mirándolos intensivamente. No miro todo, sino lo que más me gusta". En su caso, es requisito sine qua non que sean piezas que "te interroguen, que te interpelen". Por eso insiste: "Todos los cuadros pueden ser un beneficio para uno mismo, pero hay que dedicarles el tiempo necesario".
Óscar Domínguez se mudó a París en 1927. Pintor aficionado hasta 1931, la muerte de su padre le empujó a ganarse la vida como artista. Esta obra le muestra netamente surrealista dos años antes de su ingreso oficial en el grupo de André Breton. El artista mantuvo una intensa actividad y expuso en ciudades europeas, pero fue inestable emocionalmente y se suicidó en la Nochevieja de 1957. Esta obra temprana del Domínguez más surrealista delata claras influencias de Dalí y Max Ernst, comunes en su producción de 1932¬1937. En lugar del cazador del título vemos a un paseante con chaqueta y sombrero; parece derretirse en una amalgama de referencias sexuales donde el pájaro enjaulado aludiría al deseo.