"Es un lienzo muy espiritual, nos da mucha paz y serenidad"

A Cristela Francisco y sus hijas, Francisca y Ana, les motiva 'Cristo atado a la columna y Piedad'

Un reportaje de Maite Redondo   |   Foto: Borja López
Jueves, 23 de Agosto de 2018

D e su casa en Alcobaça, a cien kilómetros de Lisboa, a Ginebra, y de la ciudad suiza, a la capital vizcaína para disfrutar de la Aste Nagusia, la catedral, el Guggenheim y el Bellas Artes de Bilbao. Cristela Francisco y sus hijas, Francisca y Ana Pines, madrugaron para acudir a visitar la exposición 110 Años 110 Obras, que ofrece el museo con motivo de su aniversario. 110 cuadros y esculturas que reflejan la importancia de la colección de la pinacoteca vasca y que dejaron a las turistas totalmente sorprendidas. "Ayer, dedicamos toda la tarde a ver el Guggenheim y, sobre todo, la exposición de Chagall, que nos ha encantado, y hoy queremos pasar toda la mañana en el Bellas Artes. Vamos a estar cuatro días en Bilbao y nos gusta disfrutar de su oferta cultural y por supuesto, de sus fiestas. No sabíamos que se celebraba, cómo se dice, la Aste Nagusia. Es un añadido más a nuestra visita a la ciudad", aseguró Cristela Francisco, que junto a sus hijas se pasearon por la sala BBK de la pinacoteca sin perderse ni un solo detalle.

Cristela Francisco y sus hijas, visitantes portugesas A la familia portuguesa la encontramos frente al Cristo atado a la columna y Piedad, documentado en Toledo entre 1400 y 1410. Se apunta a Esteve Rovira, de Chipre, como el pintor itinerante que, tras conocer la pintura del sur de Italia, pudo realizar esta obra en Toledo.

"Tiene una gran fuerza, además hay un gran juego de contrastes entre la belleza de María, su oscuro manto y la desnuda palidez de la muerte de Cristo que yace, con tonos pálidos. Me imagino al artista en su taller pintándolo y me da mucha serenidad, paz... Yo soy muy religiosa y éste me parece un óleo muy espiritual", confiesa Cristela Francisco.

Mestro de la Piedad (¿Esteve Rovira?)
Cristo atado a la columna y Piedad, s. XIII - s. XV
En 1959 el Museo de Bellas Artes de Bilbao adquirió dos lienzos pintados al temple, una Natividad y el Cristo atado a la columna, junto a una Piedad de la Colección Espinal de Barcelona, procedentes de un convento de Toledo. A la izquierda, se ve a Jesús arrodillado y ligado del cuello y de las manos a una columna con un pie en forma de capitel. Destaca sobre todo la desnudez de su cuerpo y la mirada de un rostro dolorido, cansado y triste por las humillaciones y tormentos padecidos.

A la derecha, y con unas dimensiones mayores, está la Virgen vestida con una túnica negra, afligida y llorosa, sosteniendo en su regazo el cuerpo inerte de su hijo muerto en la cruz. Mientras que en la composición de Cristo el fondo es de un neutro azul oscuro, en la Piedad las figuras se recortan sobre el negro sombrío de la noche y el gris de unas montañas. Su función debió de ser la de imagen principal de una capilla o incluso una cortina que ocultaba un retablo o pintura, utilizado durante determinadas festividades religiosas.