"Me encantan los vedutistas, Bellotto y su tío Canaletto"

Iñaki Garrido, responsable de Seguridad del Bellas Artes, elige 'Capricho arquitectónico con un palacio', de Bellotto.

Un reportaje de Maite Redondo   |   Foto: Oskar González
Lunes, 2 de julio de 2018

A pesar del realismo con el que están representados el paisaje y la arquitectura, esta composición es, en realidad, una invención del pintor", explica Iñaki Garrido, responsable de Seguridad del Bellas Artes de Bilbao, que ha elegido como su obra preferida un cuadro de Bellotto; Capricho arquitectónico con un palacio. Se trata de un capriccio, que reúne elementos de procedencia diversa y combina la sensibilidad paisajística y los conocimientos arquitectónicos que Bellotto (Venecia, 1722; Varsovia,1780) adquirió en sus numerosos viajes.

Iñaki Garrido, responsable de Seguridad del museoEl palacio muestra complejas referencias: la logia de columnas dóricas evoca la arquitectura imperial romana; la balaustrada de la parte superior, el palacio Zwinger de Dresde; el pabellón y la linterna, los diseños barrocos de esa ciudad; y, por último, la cúpula recuerda a la arquitectura de Palladio, y las esculturas que la rodean, a algunas construcciones venecianas. Las figuras -un hombre pescando, cazadores, un boyero-añaden carácter narrativo a la escena.

REALISMO

Bernardo Bellotto
Capricho arquitectónico con un palacio, c. 1765-1766
"Tengo especial cariño a este cuadro, al principio, estaba atribuido a otro artista, pero tras un trabajo de investigación, se descubrió que era de este pintor italiano, Me encantan los vedutistas -pintores de vistas- Bellotto y su tío Canaletto son fantásticos, el realismo que plasman es increíble: los detalles de las hojas, los personajes...", asegura Iñaki Garrido, que recuerda especialmente una exposición que programó el museo bilbaíno sobre el artista italiano.

Bernardo Bellotto, también llamado Canaletto el joven, fue, junto a su tío y maestro Canaletto, uno de los grandes vedutistas italianos de finales del siglo XVIII. Su pintura es apreciada por la exacta precisión en los detalles y se ha utilizado para la reconstrucción de edificios históricos de Dresde y Varsovia que habían sufrido daños en la Segunda Guerra Mundial. El cuadro fue adquirido por el Museo de Bellas Artes de Bilbao en el año 1916.