"Romería' de Arrúe me retrotrae a mi niñez en Oba, en Dima"

La diputada de Cultura, Lorea Bilbao, elige el cuadro pintado en 1921 por el artista bilbaíno.
Un reportaje de Maite Redondo | Foto: Borja López
Domingo, 8 de Julio de 2018
El artista José Arrúe nació el 1 de septiembre de 1885 en la calle Autonomía de Bilbao; conoció todas las corrientes europeas de pintura, vivió y pintó en Barcelona, Sevilla, París, Milán... En la Guerra Civil se le encarceló y arruinó por haber dibujado para medios republicanos y nacionalistas. Según confesó él mismo a sus más íntimos, tuvo hasta que cambiar varios dibujos por leche o comida, impulsado por el hambre. Pero, a pesar de ello, nunca perdió en su obra el humor y la alegría, tal y como siempre reflejó las costumbres cotidianas vascas.
Lorea Bilbao, diputada de Cultura¿En Orozko conoció a quien sería su mujer, Segunda Mendizabal, con la que contrajo matrimonio en 1910. Allí pintó uno de sus cuadros más interesantes, Romería, óleo de 1921 en el que se reproduce la fiesta popular que se celebraba, cada 29 de septiembre, en la campa de la ermita de San Miguel de Mugarraga, en el barrio de Beraza. El cuadro fue su primera gran obra de juventud y fue vendido al coleccionista bilbaíno Laureano de Jado, que lo donó al Bellas Artes de Bilbao. En estos momentos, forma parte de la exposición 110 Años 110 Obras que el museo presenta coincidiendo con el 110 aniversario de su fundación el próximo 5 de octubre.
"Romería es uno de mis cuadros favoritos de este museo. Es una imagen muy viva. Parece que puedes entrar a formar parte de esta escena en cualquier momento", confiesa Lorea Bilbao, diputada de Cultura, que no puede apartar la vista del óleo mientras habla con DEIA.
Al igual que José Arrúe, la diputada también nació en Bilbao, "donde vino mi madre a dar a luz en la clínica", pero su primera casa fue en Oba, un barrio a cinco kilómetros de Dima. "Los primeros años los viví allí, quizás por eso me gusta tanto este cuadro. Representa a una sociedad, que puede estar en Orozko, pero cualquiera que haya vivido en nuestra tierra ha podido disfrutar de estas romerías. Incluso ahora se están recuperando, hay grupos como el de Oxabi erromeria, que tratan de renovar estas tradiciones y ponerlas en alza, unas tradiciones de las que tenemos que estar orgullosos", asegura la titular foral de Cultura.
Lo que atrapa a Lorea Bilbao de esta obra es lo que representa la imagen de Arrúe: "La cultura, el folklore, la danza, la música vasca... Todo lo que hay de comunidad en cualquier ambiente de un municipio de Bizkaia, pero que puede ser trasladado a cualquier otro de Euskal Herria".
Arrúe, José
Romería vasca, 1921A diferencia de otros pintores contemporáneos, Arrúe nunca vio el mundo rural caracterizado por rasgos de sufrimiento y penoso trabajo. Ejemplo de ello es esta personalísima composición multitudinaria, "que transmite el tono positivo de fiesta, de comunidad, de relaciones...".
La escena identifica a los personajes por el traje: la autoridad, los cuerpos de seguridad, los dantzaris, los trikitilaris, txistularis, los veraneantes, sin olvidar a los niños y a los perros. "Están muy bien reflejadas las diferentes clases sociales, toda la comunidad baila; además hay un detalle que me gusta mucho, las mujeres ocupan un primer plano junto a los hombres. Su presencia está muy marcada, en igualdad de condiciones que la de los hombres", señala la diputada, que destaca además, "el efecto de profundidad que te lleva a percibir lo que es Euskadi, montaña, mar al fondo... Me retrotrae a mi niñez, en una zona rural".
Lorea Bilbao confiesa que sigue asistiendo a romerías, participando en las organizaciones... "El pueblo que canta y baila permanece vivo, yo creo que vive más feliz".
Además, en la elección de la obra de Arrúe ha influido también que el artista fuera bilbaíno: "Hay que promocionar el talento local, teníamos y seguimos teniendo mucho talento. Hay que animar a los creadores vascos a que sigan creando".
SINGULARIDAD
El primer recuerdo que tiene Lorea Bilbao del museo es de muy niña, cuando tenía cinco o seis años, y lo visitaba con su aita. "Él realizaba la selección de las obras que íbamos a ver para que me aficionara a la pintura. Creo que sería bueno que todos los padres y las madres siguieran haciendo hoy en día lo mismo para generar una adicción a los museos".