"El autor pone el peso de la muerte y la tensión en la cabeza del caballo"

Los vizcaínos Marisa Arana y Ángel Gonzalo escogen la obra de Karel Appel de la exposición del Bellas Artes

Un reportaje de Ruben Oliveira Araujo   |   Foto: José Mari Martínez
Domingo, 16 de septiembre de 2018

Hay piezas de arte que embelesan por sus colores blandos, por su equilibrio matemático, por esa calma y sosiego que consiguen transmitir a quien se tome el tiempo de pararse y dejarse llevar por la paz que irradian. Pero luego también hay otras que te atrapan precisamente, por lo contrario: porque te ponen los pelos de punta -y no en el buen sentido-. Tal es el caso para Marisa Arana y Ángel Gonzalo, dos vizcaínos que actualmente residen en Torrevieja (Alicante), con el cuadro Cheval mourant (Caballo Moribundo), un óleo sobre lienzo de Karel Appel (1956).

Marisa Arana y Ángel Gonzalo, visitante vizcaínos"Me pone nerviosa. Tanta línea... Hay algo que te hace estremecerte", asegura Marisa, muy bajo, como si el cuadro estuviera vivo y pudiera escuchan Y es que en esta pieza la vida, la lucha por seguir en ella y no dejarse arrastrar por su antítesis, la muerte, es uno de los temas principales. En ella se puede percibir una figura retorciéndose, un caballo concretamente, tal y como comprobaron estos vizcaínos tras mirar el nombre de la obra. Una pincelada agresiva, violenta, hace para Marisa que empatices con la agonía del animal: "Es como si estuviera cayendo a un abismo, no se sabe a dónde... como si estuviera cerca del fin'. Ángel, por su parte, observa que el autor pone el peso de la muerte y toda la tensión en la cabeza "Lo señala muy bien. Ese rojo te atrapa y refuerza el nerviosismo de las líneas, contrastando con el resto de las tonalidades y, sobre todo, con el fondo, que incluso transmite algo de tranquilidad en comparación". Aun así, ambos están de acuerdo en que no es un cuadro fácil de interpretar.

Karel Appel
Cheval mourant, 1956
Más allá de Cheval mourant, tanto Marisa como Ángel coinciden en que es "una exposición muy bonita", un recorrido por toda la historia del arte firmó en París, con Asger km y otros, un manifiesto que defendía un arte espontáneo y sin reglas como el de los niños y los locos. Fue el origen de CoBrA, acrónimo de Copenhague, Bruselas y Amsterdam y fue tapado por "ilegible".

A partir de 1950 vivió entre Francia y Estados Unidos, trabajando una figuración enmascarada bajo brochazos turbulentos y matéricos, de lo que es buen ejemplo este gran lienzo. CoBrA y Appel fueron referentes clave para la pintura gestual vasca de 1960-1980: Zumeta, Goenaga, Bonifacio, etc. muy bien representada. Y si bien en esta ocasión se han atrevido a comentar este óleo de Appel, para ellos sin duda la joya del museo está en la planta baja: San Pedro en lágrimas, de Bartolomé Esteban Murillo.

Appel fue cofundador del grupo CoBrA, nacido como reacción a la abstracción geométrica entonces en boca. Desde joven se interesó por Van Gogh y el expresionismo alemán, y empezó a pintar de modo agresivo e infantil, con una actitud transgresora próxima al